La Iglesia, otra vez, en la Picota.

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Hay conversaciones que no se olvidan. Éramos jóvenes, estábamos en una tienda de campaña en Candelario, era la hora de dormir. No hubo una última oración, sí un último chascarrillo. ¿Sabes, me preguntó un compañero de seminario, lo que dicen de los curas? ¨Si la sotana fuera de bronce cómo repicaría!

Tal vez el badajo de mi compañero estaba a punto de tocar a rebato y me invitaba a tocar al unísono. Dormimos en paz, sin turbulencias y sin lluvias fisiológicas.

La Iglesia Católica tiene un problema con el sexo.

El informe del gran jurado de Pennsylvania ha colgado, otra vez, a la Iglesia Católica en la picota. Todos los medios de comunicación, durante el día de hoy, Agosto 15, Fiesta de la Asunción, han pregonado desde las azoteas mediáticas los datos de este informe, fruto amargo y madurado durante dos años de intensa investigación. Hasta las aguas del East River, más agitadas y espumosas que otros días, comentaban incrédulas el informe. Yo, en mi apresurado caminar, oía como bisbiseaban nombres y números.

Este informe es un golpe bajo, en los mismísimos bajos de la institución, y ésta tiene que estar en guardia para encajar los próximos golpes sincronizados, que vendrán.

A ningún badajo se le puede imponer silencio.

Y vio Dios, no una vez, sino siete veces que todo era bueno, muy bueno, y le mandó a Adán repicar fuerte y bien para repoblar la tierra vacía.

La Iglesia Católica, no sus miembros, tiene un problema con el sexo.

En los seminarios, monasterios, noviciados, junioratos...no se habla de sexo, en voz muy baja se habla de modestia, de pudor, de pureza, palabra hoy en desuso, de poner una puerta a los ojos, de no tocar el chirimbolo en directo sino en diferido y se nos hablaba de castidad como si fuéramos ángeles sin chirimbolo y sin necesidades.

Yo no sé si los ángeles tienen sexo, sí sé que en la portada de la Concatedral de Soria un angelito luce minina y otro rajita. Lo que no sé es que hacen con sus cositas.

No sé para qué creó Dios a los ángeles, sí sé para qué creó a Adán, para que fuera fecundo, no para que fuera casto.

A través de una encuesta que hice a los alumnos de la ESO sobre los medios de comunicación que más frecuentaban, me enteré que existían lo que ellos llaman ¨páginas guarras¨, yo, ignorante e inocente que soy, desconocía su existencia y descubrí además que hacían muchas ¨guarrerías¨.

Una enseñanza frente a una ¨página guarra¨, alias pornografía, curaría más desviaciones y fantasías que las piadosidades que repiten empalagosamente unos formadores en apariencia piadosos.

Yo nunca he predicado sobre el sexo, sólo veladas alusiones en sermones de bodas. Recuerdo que un conocido notario de Soria me comentaba a raíz de uno de mis artículos en el Heraldo de Soria, ¨Hablemos de Sexo,¨ que en su cursillo prematrimonial el cura les dijo: ´El matrimonio se realiza, no en la iglesia , sino en la cama, follando´.

Los predicadores negros son fantásticos, son atrevidos, son fanáticos, son visuales, son elocuentes y pueden ser vulgares y eternos, no tienen miedo en abordar toda la gama de necesidades humanas y espirituales.

Ayer escuchaba un sermón del Reverendo Myles Munroe, fallecido en accidente de avión, titulado: The Number One Need of a Man is SEX. La necesidad número uno de un hombre es el Sexo. Enseñanza teológica y bíblica sobre el sexo para una asamblea entregada a su maestro espiritual. Y otro del famoso T. D. Jakes titulado: Why your Body wants Sex so badly. Por qué tu cuerpo quiere Sexo tan imperiosamente. Atrevimiento divino para situar al hombre frente a Dios y frente a su responsabilidad personal y social.

Las iglesias presididas por los Reverendos negros, preachers es su gran y único título, no han sido noticia por escándalos de pedofiia.

El informe de Pennsylvania, colgado otra vez en la picota, ha puesto de manifiesto que el problema del sexo hace sangrar y llorar y da que pensar.

Más de 300 curas, durante dos décadas, se cebaron en niños y niñas y, aunque denunciados, para evitar el escándalo y no ensuciar la institución los Obispos verdaderos responsables y culpables, los barajaban como si fueran cartas de una baraja e iban de parroquia en parroquia.

Hoy, Capítulo I, abiertos los archivos diocesanos esos curas han vuelto a la vida con sus nombres y apellidos

El Capítulo II será conocer con pelos y señales sus fechorías y entonces una nube negra, paño mortuorio, cubrirá otra vez la Iglesia.

Los curas, su solución es sencilla, despedidos como cualquier trabajador, son reducidos al estado clerical y punto final. ¿Pero qué hacer con los Obispos, Arzobispos y Cardenales? Estos no son trabajadores ni CEOs de una gran multinacional, son ¨ Vicarios de Cristo¨ en sus diócesis y tienen un estatus más que clerical. Y sin embargo son los encubridores y los multiplicadores de las víctimas y de los pecados. Su silencio, ahora roto, clama al cielo y llega a los oídos de Dios y del mundo. No pueden ser reducidos al estado clerical, despojados de sus títulos y sus sedas, Terence Mc Carrick, lumbrera clerical americana, ha perdido eso tan pomposo y arcaico de Príncipe y Cardenal, son condenados a una vida de ¨penitencia¨ y de clausura monacal.

Si el sexo es penetrar o ser penetrado, yo todavía soy virgen. No he conocido ni conoceré el calambrazo orgasmático de ¨¨los dos serán uno¨, pero el sexo tiene calambres de pequeño voltaje, que por voluntad y mandato de Dios, todos, Papa, fraile, cocinero, creyente o ateo...todos experimentan sorprendidos y agradecidos los seísmos de leve intensidad. Bendito sea Dios que todo lo hizo bien y bueno.

Hay conversaciones que no se olvidan. Me recordaba un amigo la conversación que mantuvieron Napoleón y un Cardenal.

N. ¿
Sabe su Eminencia que tengo poder para destruir la Iglesia cuando quiera?

C. ¿
Sabe Usted que nosotros la hemos intentado destruir y no lo hemos conseguido? Usted tampoco.

¨
Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios¨. ¿Será este informe la primera o la séptima copa?