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Ídolos

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra”. Éxodo 20,4

“Hay quienes dilapidan el oro de su bolsa y pesan plata en la balanza, pagan a un orfebre para que les hagan un dios, se postran y lo adoran”. Isaías 46,6

“Caí a los pies del ángel para adorarlo y me dijo: Mira, no lo hagas. Yo soy un compañero de servicio tuyo y de tus hermanos los profetas que guardan las palabras de este libro. ADORA a DIOS”. Apocalipsis, 22,9

Son muchos los días que curioseo la edición digital de The Guardian. Leo los titulares de los artículos de Opinión, te dan pistas y algunos te fuerzan a entrar. Una sección, que para mí, es un must see es The Best photos of the Day. Recorrido fotográfico, puñetazos y golpes bajos que sufren los hombres por el ancho mundo.

El 18 de diciembre de 2022, después de un largo y placentero paseo por caminos solitarios, leo mi periódico de la tarde. El golpe bajo, muy bajo, me lo propinó The Weekend’s Best Photos, me hizo gritar: Please, don’t even think. Adoren a Dios.

Dos estatuas de bronce, monumentales, presiden una gran esplanada.

Kim il-Sung y Kim-Jong il, líderes de Corea del Norte, dos hombres, dos dictadores, uno muerto hace once años y el otro vivo, El que vive, jefe supremo, manda a sus súbditos congregarse ante sus estatuas y ofrecer oraciones y sacrificios.

Como nadie quiere ser mártir, no hay que buscar ni desear el martirio, los ciudadanos, en masa, acuden a adorar a sus ídolos. Obediencia externa, me imagino que en su interior todos maldicen y se cagan en los ídolos.

Contemplar la oración reverencial de ese pueblo mudo ante las dos estatuas me subleva.

Todos llevamos dentro el virus de la idolatría. Necesitamos ídolos que adorar y estatuas que besar y venerar.

El 18 de diciembre de 2022 escribía yo estas líneas mientras millones de fans, adoradores secretos, extasiados, fuera de sí, experimentaban el orgasmo místico de la victoria futbolística. Epifanía de los dioses del futból.

La Capilla de la Residencia Betania, cajón minimalista, en su frontis, una cruz de hierro, símbolo del Amor, era toda la decoración que ofrecía a la comunidad.

El primer superior, en su primera visita, expresó su primera indignación y su primer comentario con una frase lapidaria: ¿una iglesia católica sin imágenes, sin estatuas? Imposible. No es una iglesia católica.

La cruz fue al trastero y el cajón se iluminó con tres enormes, en tamaño y precio, estatuas y ¿la Capilla se catolizó’

A las puertas de la Navidad vivamos el Misterio del Amor, sin distracciones, y adoremos, no una estatua, no una escayola, sino al Niño que nos ha nacido, que nos trae la Salvación.

“Hay mucha diferencia entre honrar al que nos ha hecho y honrar al que hacemos nosotros”.