Grupos de Riesgo

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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La pedregada que ha sufrido la Cuaresma 2020, en España, ha sido tan devastadora que la ha cancelado, la ha borrado del calendario.

¿A quién o a qué vamos a echar las culpas?

No tiene la culpa el Gobierno Socialista de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias. No han mandado cerrar las iglesias ni quemarlas.

No tiene la culpa el Coronavairus. Sí, nos ha entretenido y distraído y el impertinente martilleo de las noticias nos ha taladrado los oídos y, hoy, el miedo es el único huésped que se hospeda en nuestras mentes, y de tanto pensar en nuestra envoltura frágil y efímera, ha anestesiado nuestras almas.

Mi reino por un caballo”, grita Ricardo III y el satán le grita a Dios: “Piel por piel. El hombre por salvar la vida lo da todo”. Job 2,4

Nosotros, los católicos, somos un grupo de riesgo. Por salvar la vida lo hemos tirado todo, lo hemos olvidado todo, tirar lastre dicen, las tan pensadas programaciones cuaresmales, las clases de Biblia, la asamblea dominical, y hasta los grandes shows, las procesiones, de interés turístico nacional o provincial, que yo no echaré de menos, todo, por mandato de la autoridad competente, los obispos, todo ha sido arrojado al fondo del mar.

Los obispos, Yes Men, han provocado la estampida del miedo, han caído en la trampa de secundar el poder temporal y no han sabido ni querido encontrar el balance justo. Su pasividad y docilidad resultan sorprendentes. No son grupo de riesgo.

Jesucristo murió en la cruz, no por exigencias del guión, sino por enfrentarse al coronavairus del poder de los funcionarios del Templo.

Ayer cuando asistíamos a las grandes catástrofes naturales lo normal era acudir a Dios, intensificar las oraciones y las preguntas. Le pedíamos cuentas antes de aceptar la calamidad y nos sublevábamos por su crueldad. La gente se replanteaba su fe y acudía al templo.

Hoy, nos cierran las puertas de los templos y nadie va a manifestarse ante los palacios episcopales.

Los ciudadanos pueden salir del bunker para ir a comprar el pan, conseguir las pastillas de la vida y de la vitalidad, pasear el perro, visitar el Mercadona, caminar si eres diabético…

Los obispos nos han cerrado la panadería, no se expende el Pan de Vida, nos han cerrado el Hospital, no visitas al médico Jesús y a su enfermero, la farmacia cerrada no se ofrece la medicina del perdón, y nos ahorra el paseo dominical hasta el Templo.

Y los católicos, grupo de riesgo, no se sublevan.

Nuestro Gran Enemigo, el Diablo, con su ayuda, hemos comprado el pánico, hemos multiplicado el miedo y nos hemos aislado espiritualmente y físicamente, social distancing, de los hermanos.

Mañana, ¿será relevante la Iglesia? ¿todos sin religión? ¿Todo online?

Los curas estamos en paro, más, ahora sobramos. Un cura delante de una cámara hace redundantes a todos los demás.

La religión organizada necesita muchos templos y muchos funcionarios. La Religión, ligue con el Totalmente Otro, I-Thou, no necesita que se abran las iglesias, no necesita curas, es algo individualizado, alivio personalizado, yo me predico, yo me confieso, yo me conecto y vivo permanentemente conectado con el Eterno THOU…¿para qué entrar en esas fábricas de aburrimiento?

La Semana Santa Exterior ha sido abolida. Gloria a Dios.

Los obispos, grupo que no corre ningún riesgo, ¿abrirá las puertas de los templos para celebrar la Semana Santa Interior a los pocos católicos que aún son Grupo de Riesgo?

Haced esto en memoria mía”. ¿Virtualmente?