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Las
luces del semáforo cuaresmal, en tiempo del Coronavirus, cambian continuamente y
nos mantienen en vilo.
¿Recuerdan
la Cuaresma del 2020?
El
semáforo estuvo en ROJO. Maldecíamos el STOP Total. La vivimos en clausura
monacal. Enjaulados, maravillosos balcones, nos quedaban también las ventanas
virtuales: la televisión, Google, Facebook, el celular…
Los
templos precintados, adiós a la asamblea litúrgica, a los rezos súbitos, a la
Cuaresma en la iglesia y a la cuaresma de tambores y cornetas, callejera.
“El
tiempo cuaresmal, según el Concilio Vaticano II prepara a los fieles, entregados
más intensamente a oír la Palabra de Dios y a la oración, para que celebren el
Misterio Pascual sobre todo mediante el recuerdo o preparación del Bautismo y
mediante la Penitencia”. Sacrosantum Concilium 109
HOY, el
Semáforo Cuaresmal sigue en ROJO para la cuaresma callejera: los uniformes de
los cofrades que sigan en los armarios y que los tambores no rompan nada.
El
color AMBAR, momento de la decisión para los cofrades tibios, privados de su
particular cuaresma callejera, tienen que elegir entre la Cuaresma interior, la
del Templo, o nada.
La
Cuaresma en la imaginación y en la praxis del pueblo cristiano, es el tiempo del
Semáforo en ROJO. Es el tiempo de los NOES, Tiempo de la ascesis, de las
penitencias, de las privaciones, de la seriedad, del luto y de la tristeza
porque sí.
El
Concilio Vaticano II, la ventana del Espíritu, nos invita a redescubrir su
origen y su meta.
La
Cuaresma es tiempo bautismal, catecumenado de adultos, después de un largo
camino, los neófitos bajarán los 7 últimos peldaños para sumergirse en la
piscina bautismal y así ahogar la vida vieja y emerger blancos, resucitados y
con una nueva identidad.
El
Concilio nos dio el RICA y las iglesias, en la Vigilia Pascual, se convierten en
centros de maternidad, alumbramiento maravillosos a la vida cristiana.
Y
nosotros los ya bautizados, los que creemos que ya nos lo sabemos todo, los que
hemos consumido los esenciales de la fe y sobre todo los inesenciales, ¿qué
tenemos que hacer?
Tenemos
que dejar a Dios ser Dios, dejarle hacer su trabajo, permitirle que nos
purifique y santifique.
La vida
cristiana no es cuestión de tiempos litúrgicos, no es cuestión de puños, de
fuerza de voluntad, lo nuestro es querer, pero el poder es de Dios.
Nosotros,
pueblo de Dios, los que creemos y practicamos lo que creemos, esta Cuaresma y
todos los días del año, 24/7, tenemos que escuchar la Palabra de Dios, guardarla
en el corazón y meditarla.
Ojalá
cada cristiano tuviera un libro favorito de la biblioteca bíblica y lo leyera y
releyera.
“Teme al hombre de un solo libro” magister dixit.
No
tengamos miedo a convertirnos. La conversión, palabra tan manoseada, no es ser
menos sino ser más.
La
receta del evangelio de Mateo, capítulo 6, igue siendo válida para la Cuaresma
2021 y para todo tiempo.
Cuando
ORES… vive conectado con Dios, origen de la vida.
Cuando
DES LIMOSNA...vive conectado con los hermanos, dar y recibir son las dos caras
de la misma moneda.
Cuando
AYUNES… vive conectado con tu ser más íntimo. Aléjate de las armas de
distracción masiva.
Papá
Dios, te lo suplico, pon, por favor, el Semáforo de la Cuaresma en VERDE para
que podamos celebrar la Cuaresma y el TRIDUO PASCUAL en los templos.
El
folclore de imágenes sangrientas, de tambores y cornetas, de interés turístico
internacional no me interesa. Lo puedes poner y mantener en ROJO.
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