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“¿Está
enfermo alguno de vosotros? LLame a los presbíteros de la Iglesia, y oren por
él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor”. Carta de Santiago 5,14
Las enfermedades son nuestras compañeras de viaje.
Las hay silenciosas, mi diabetes nunca se queja, ni me duele ni me habla.
Las hay lacrimógenas, las úlceras de estómago son amargas.
Las hay raras, sin diagnóstico, en proceso de investigación.
Las hay incurables, la ancianidad tiene un justo y necesario Stop. “Si no
tuvieras la muerte, me maldecerías sin cesar por haberte privado de ella”.
Montaigne
Los mayores, a pesar de los mil cuidados, tenemos los tejados deteriorados
El que eté libre de una “pastilla” blanca, azul o pink, que tire la primera
piedra.
Señor, gracias por nuestras muchas limitaciones.
Las enfermedades del alma, nuestra cuarta esposa, eclipsadas por el fragor del
diario vivir, son ignoradas por la inmensa mayoría de las personas, incluidas
las que son cristianas.
No duelen, no dan fiebre, no suben la tensión, o anestesian la vida del espíritu
o la matan.
La pastilla “pink”, sin efectos secundarios, que tonifica el alma se llama
Sacramento del Perdón.
El Sacramento de la UNCIÓN DE ENFERMOS, la Extrema Unción, de un ayer lejano, no
es un Sacramento de agónicos ni de muertos, es un Sacramento de VIVOS Y PARA LOS
VIVOS.
Es Sacramento de Sanación, enfermedades del cuerpo y del alma.
El próximo Domingo, Mayo 30, Fiesta de la Santísima Trinidad, en la Eucaristía
de las 11 ungiremos con el OLEUM INFIRMORUM a nuestros mayores y a todas las
personas que lo necesiten y lo quieran.
TODOS BIENVENIDOS
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