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“Amamos
la vida no porque estemos habituados a vivir, sino porque estamos habituados a
amar”.
Primeras
impresiones y Primeros descubrimientos.
Jubilado
sin ninguna ambición y sin otro proyecto que alimentar mi parroquia virtual,
parroquiadelmundo.org, la gente visita más la parroquia virtual que la del
barrio, la vida en la Residencia de Mayores Betania me sienta bien.
La
convivencia comunitaria, las pequeñas turbulencias cotidianas resultan cómicas y
divertidas, tiene un poco de camaradería y una gotita de amistad. Los roces
verbales, los únicos posibles, son tan pocos y tan superficiales que no afectan
al alma.
Vivir
es fácil, no tiene mérito, convivir es un arte difícil de dominar y amar, amar,
sólo ama Dios, el amor de los hombres es un disfraz para ocultar el egoísmo, el
interés, la pasión, el hacer creer… fake-love.
La
inmensa mayoría de los Escolapios, eliminados del cuadro horario y del
calendario laboral y la vida sacramental y pastoral de los alumnos reducida a
los minutos basura, como en el fútbol, vivimos los placeres de la edad tardía
sin más sobresaltos que los de los achaques impertinentes de la salud. Tiempo,
oro molido, para pasear, leer, escribir y rezar. Tiempo para el monacato, aunque
la palabra monacato exhale vapores tóxicos para los que sólo conocen la acción.
Los que
no me quieren se alegran y los que me quieren se horrorizan de mi nuevo destino.
Me dicen: escribe un libro, una novela, artículos incendiarios, haz el Camino de
Santiago veinte veces, apréndete la Biblia de memoria y no olvides el ESPASA…
Movera-Pastriz es mucha alfalfa, es mucha Avenida Movera.
“Movera
es un castigo”, me dice un amigo y me pregunta: “¿Acaso no sabes que no le caes
bien al jefe? Lo sé, le digo, y si yo soy el único “estáis salvados”.
Una
mañana me calcé las Adidas y peregriné conducido, no por la fe y el corazón sino
por una curiosidad desmotivada, hasta la parroquia de Movera. Como Tomás
necesitaba meter mi puño en la realidad y como Jonás experimentar la oscuridad
del vientre de la ballena.
Después
de visitar la casa parroquial y recibir otra noticia más mortificante me siento
confuso, mi sueño es menos sueño y mis sueños son más densos y turbios: túneles
sin salida, celdas de solitary confinement… Mi claustrofobia despertada, vivo en
estado de alerta.
En la
vivienda quiete no vi, comedor no vi y biblioteca no vi. Distribuir los pocos
metros cuadrados para tres curas no fue fácil y el resultado final no es ni
estético ni justo. Fieles a nuestras Constituciones y Reglas y, a pesar de la
falta de espacio, acogieron un huésped más en su Oratorio. Diosito nos has
robado un espacio precioso cuando Tú lo llenas todo.
En los
monasterios la BIBLIOTECA era una pieza lujosa, era un templo tan sagrado como
la iglesia conventual. Los monjes, jornaleros a tiempo completo, salvaron la
civilización occidental porque salvaron los libros, todos los libros, en medio
de un gran silencio y de una gran veneración por la letra impresa.
Los
bárbaros no tenían libros, tenían arcos y flechas para asaetear a San Sebastián
y a todos los que llevaban un livre de poche en el bolsillo.
En las
comunidades escolapias, las clásicas, las de ayer, las cien por cien clericales,
las que tenían “Quiete, Oratorio y Comedor”, las que no mezclaban la
semilla...tenían también una BIBLIOTECA con literatura calasancia y de
espiritualidad, con vidas del santo y de los santos, ¿acaso se puede ser
católico sin dar culto, diario y puntual, a los santos?, ahora han añadido unas
estanterías para la literatura bíblica, para el NT, el AT, esa cosa judía tan
estridente y tan lejana, tan violenta y tan voluptuosa, que se lo guisen y se lo
coman los judíos. En todas las comunidades, el ESPASA, la antigua Wikipedia,
guardada tras cristales con sus lomos dorados y elegantes ejercía su magisterio
con su sola presencia.
En las
comunidades de hoy, y en la que puede ser mía mañana, libros no vi. “Aquí no se
necesitan libros” me dijeron. No hay libros ni presupuesto para libros. Esta
anormalidad, la cultura es un lujo caro, es la nueva normalidad.
Ya no
hay pasión, lujuria lectora, en los conventos. Periódicos, televisión, google y
un breviario grasiento es el pienso cotidiano. ¿Quién inventará la Viagra Roja
que nos devuelva la pasión y el placer erótico de la lectura?
En esta
sociedad neopagana en la que vivimos son muchas las iglesias que cuelgan el
cartel: “cerrada por defunción”. Formar la “minyan” para celebrar el culto
resulta imposible. Rebautizadas con otros nombres y rótulos luminosos vuelven a
llenarse y a generar dineros.
“En el
corazón del barrio Lavapiés se esconde una de las Bibliotecas más bellas de
España”.
La
iglesia de las Escuelas Pías de San Fernando, ayer Templo del Espíritu, Piedad,
Aula Magna de oraciones y sabatinas de los niños, hoy es Templo de la Cultura,
Letras. Oh Gloriosa Transfiguración. La visité y temblé. Awesome! Gozosa
erección.
En la
calle Hortaleza, barrio laberíntico, bohemio, gay y popular, la iglesia del
Colegio San Antón de las Escuelas Pías, abierta 24/7 a los pobres, es un área de
descanso para los cuerpos cansados y hambrientos.
Obra
social, cinco estrellas, ante la que los ateos e indiferentes se quitan el
sombrero.
La
Parroquia de Movera-Pastriz, no es una vivienda ni unas paredes, son sus gentes,
los creyentes que se toman en serio su fe y la celebran en la asamblea litúrgica
y en la vida cotidiana.
Hoy,
hermano, te cuento mis primeras impresiones, mis primeras arcadas, el pre-texto,
mañana te contaré las segundas, el texto, y pasado mañana el post-texto.
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