Chartres,
más que una ciudad, es una catedral, la catedral de Nuestra Señora de Chartres.
Un monasterio, una aparición, una reliquia…están en el origen de un pueblo o de
una ciudad.
En el año 876 el rey Carlos el Calvo regaló al pueblo de Chartres una prenda, un
velo, que la leyenda atribuyó a la Virgen María et voilá, la reliquia levantó
una catedral maravillosa que atrajo visitantes, peregrinos, turistas y se
convirtió en lugar de peregrinación de la cristiandad.
¨Étoile de la mer, nous navigons vers votre cathédrale”, piropos de Charles
Péguy a la cathédrale de Chartres.
Péguy, poeta, converso y místico hizo un voto a la Virgen y se puso en camino,
durante 3 días , del 14 al 17 de julio de 1912, caminó 144 kilómetros y al
divisar la aguja del campanario, a 17 kilómetros de la ciudad, entró en “éxtasis
y todas mis impurezas cayeron de golpe”.
Péguy reinició la peregrinación a la Virgen de Chartres. Movimiento de
estudiantes que sigue vivo, hoy coordinado y animado por la Asociación de Notre
Dame de la Chrétienté.
La Asociación ha convocado, este año 2023, la peregrinación bajo el lema: L´
Eucharistie salut des âmes. La Eucaristía salvación de las almas. Se llevó a
cabo los días 27, 28 y 29 de mayo, fiesta de Pentecostés.
Ëxito sin precedentes, cuando los inscritos sumaron 16.000, la mitad menores de
20 años, cerraron la lista.
Estos jóvenes, de familias católicas practicantes, son más conservadores que sus
padres, son de derechas a los que se suman algunos jóvenes más periféricos,
ecologistas o de izquierdas. Son militantes y voceros de su identidad que se
niegan a ocultar.
“Nous sommes des catholiques ordinaires qui veulent vivre de la forme
EXTRAORDINAIRE”.
Somos católicos ordinarios que queremos vivir según la forma EXTRAORDINARIA.
Esta forma EXTRAORDINARIA alude a la Misa Tradicional, la de Pío V. La Misa como
encuentro íntimo, en la que el celebrante de espaldas al pueblo, sin
protagonismo alguno, musita sus rezos en latín y deja en paz a los jóvenes
lamineros del latín, conexión vertical con Dios, frente a la forma Conciliar en
la que el celebrante, protagonista desmesurado, distrae en su horizontalidad a
los fieles.
Estos jóvenes defienden la autonomía de la Iglesia frente a las injerencias de
la sociedad.
Esta juventud, integrada en la Asociación de Notre Dame de la Chrétienté, ha
declarado la guerra litúrgica a la Iglesia oficial, anestesiada y silente por
los abusos sexuales del clero. Esta es su única oferta a esta juventud
radicalizada y luchadora.
Tirar al zafacón la Traditionis Custodes no soluciona el problema y la Iglesia
de Francisco y la de Francia tienen que hacer las paces y aprender a convivir.
La Iglesia de Dios es mucho más que una realidad social, poblada de aullidos
entre tradicionalistas y progresistas, condenados a cohabitar, es también una
realidad espiritual, nuestra conexión con Dios, que rebasa y supera las leyes y
regulaciones siempre imperfectas de los hombres.
Chartres es hoy más que una peregrinación, la guerra litúrgica pequeña
distracción,
“Mon Dieu, que toute la chrétienté vous aime d'un seul cœur” pedía Péguy y pide
la Asociación que lleva su nombre.
El programa y el objetivos de La Asociación Chrétienté de Notre Dame es símbolo
de algo mucho más profundo que una peregrinación coronada por una Misa
Tradicional, por debajo bulle una actitud frente a la modernidad que pone en
riesgo el proyecto eclesial.
Saludamos el entusiasmo juvenil, su amor y gran fidelidad al culto litúrgico, su
radicalidad, su devoción al silencio y su discurso frente a los valores
dominantes en el ámbito de lo social pero que el proyecto político no embarre
las aguas de las que todos bebemos.
Péguy, mi telonero, me acercó hasta Chartres. Durante 10 años, con mis alumnos
de Bachillerato de Escuelas Pías, cerrábamos el Viaje de Estudios a París
visitando y asombrándonos ante la catedral de Chartres.
“Éxtasis, todas las impurezas caían a tierra de golpe”.