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Cuando
nos preguntan por nuestra relación con la Iglesia, con nuestra parroquia o
nuestra fe, tenemos siempre dos palabras a mano: practicante, no practicante o
un largo e incómodo silencio.
Leyendo el Gran Libro, breviario de todas las iglesias cristianas, he
descubierto que existen Católicos calificados de LAODICEOS.
El Libro del Apocalipsis, the Book of Revelation, Libro favorito de las iglesias
cristianas, algunos párrocos lo memorizan, es predicado a tiempo y a destiempo y
sirve para exhortar, reprender y amenazar porque “el tiempo está cerca”.
El Apocalipsis no está entre los “favoritos” de la Iglesia Católica, los curas
lo ignoran y a los fieles no les suena ni el nombre.
En el capítulo 3,16 leo: “Pero porque eres TIBIO, ni frío ni calient, estoy a
punto de vomitarte de mi boca”. Eres un Católico laodiceo.
Tibio, vomitable, vives en el Planeta de Laodicea, en la tibieza espiritual. No
enfrías, no calientas, pretendes ser sin ser, “tienes nombre de quien vive pero
estás muerto”.
“To be, or not to be, that is the question, gime Hamlet.
Aumentan los fríos, quedan pocos calientes, sobran los tibios, se lamenta el
Amén.
Los habitantes del Planeta de Laodicea son “pobres, ciegos y están desnudos”.
POBRE. “Cuerpo soy íntegramente y nada más que eso”. Navegas por el mundo de los
negocios. Presumes de rico, pero eres pobre.
“Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas”, te
dice el Amén.
Eres pobre, el negocio de la salvación no es cuestión de ceros en tu cuenta de
Ibercaja.
Pobre porque nunca has activado la Tarjeta de Crédito, La Visa Oro, de la Fe.
CIEGO. En el botiquín de la Iglesia de Laodicea hay un botiquín para curar la
ceguera espiritual, para conseguir la visión 20/20, la visión de Dios.
DESNUDO. “Bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos, para que no tenga
que pasear desnudo y vean sus vergüenzas. Ap 16,15
Te viste Prada, te viste Zara...pero no te viste el Señor Jesús.
No has abierto el armario de la Iglesia de Laodicea, encontrarás trajes y
túnicas a estrenar.
Déjate vestir por el Señor Jesús, su gracia cubrirá tu desnudez. Tu traje
bautismal está sin estrenar.
“Mira, estoy a la puerta y llamo...si alguien escucha mi voz y abre”... Ap 3,20
Católicos Laodiceos, tibios y vomitables, abrid la puerta al Amén y recibiréis
riquezas, visión y visiones, túnicas blancas y la palma de la victoria.
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