Boda en Vaqueros

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

.  

 


Con la Biblia en la mano podemos condenar todo y justificar todo. En esta maravillosa y disparatada biblioteca, origen de toda la literatura occidental, encontramos miles de versículos a vomitar, elegir y citar para sazonar con autoridad divina nuestras opiniones y verdades.

“La Biblia nos ha sido dada. Su interpretación, ahora, está en nuestras manos, no en las de Dios.

Las fuentes midráshicas ofrecen miles de interpretaciones del mismo versículo. El judaísmo es fiel a los textos sagrados pero nunca ha sido fundamentalista en la manera de leerlos”. No hay ni herejías ni herejes en el judaísmo.

Con la Biblia en la mano quiero defender que Jesús no fue un hombre austero y que favorecía el derroche festivo y celebrativo. La austeridad y el ascetismo no son virtudes judías.

“Las bodas en vaqueros” que se anuncian en los boletines parroquiales de la Mide rezuman más espíritu mundano y económico que bíblico.

“Sus hijos solían celebrar banquetes, cada uno en su día, e invitaban a sus tres hermanas a comer con ellos”. Job 1,4

“Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Mateo 11,19

“Había allí seis tinajas de piedra y las llenaron de agua hasta arriba. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de donde venía”. Juan 2,6

¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselo a los pobres? Juan 12,5

La Religión con mayúscula, la de Jesús de Nazaret, es una invitación a la Alegría.

El Papa Francisco con sus exhortaciones, La Alegría del Evangelio, La Alegría del Amor, y la pequeña alegría ecológica intenta despertar al pueblo de Dios para que se deje encontrar por un Dios alegre y bueno.

La religión, con minúscula, de diseño muy humano, es el autoflagelamiento, la tristeza de ser imperfectos, la obsesión de ser concebidos en pecado y para el pecado, el lado más oscuro y más explotado de toda religión.

Tengo una Boda, una Primera Comunión, un Bautizo...expresiones propias de nuestra realidad familiar y social. Grandes e importantes acontecimientos en la vida de los cristianos, acontecimientos religiosos y sociales dignos de ser celebrados con Alegría y con Fe, con la familia cristiana y con la familia de la sangre y de la carne.

Celebraciones que exigen un despilfarro, convertir las seis tinajas de piedra llenas de agua en vino y multiplicar la Alegría. Los trescientos denarios de Judas pónganse al servicio de la familia que se reúne, vive dispersa por la geografía del mundo, y necesita, en contadas ocasiones, un subidón de Alegría, de Cercanía y de Amor.

Los párrocos están cada día más ociosos, niños que no se Bautizan, que no hacen la Primera Comunión, jóvenes que se casan en el Ayuntamiento o en el Juzgado, funerales civiles…

Los párrocos piensan que la razón de este calentamiento global, laico y secularizador es meramente económico. Y para despertar el apetito sacramental de sus feligreses han ideado las “Bodas en Vaqueros”, las Primeras Comuniones en Adidas, todo en rebajas, patatas fritas, Coca-Cola, fiestas sin invitados… todo en los salones parroquiales. Lo importante es la fe, la religión, los sacramentos, todos low cost.

“No pretendáis saciar nuestro apetito con discursos. El agua no es conveniente para fatigados y marchitos. Nosotros necesitamos vino”.

Los párrocos, hombres célibes, solitarios y educados para vivir y guardar la ascesis y la austeridad no entienden de despilfarros como los descritos en tantísimos versículos de la Biblia. Se entristecen más por el ternero cebado , Feliz Despilfarro, que manda sacrificar el Padre que por el hijo perdido y encontrado. Era justo y necesario que hiciéramos un gran despilfarro para celebrar un gran acontecimiento, la vuelta a casa de mi hijo y de tu hermano.

La sala de maternidad, el tálamo nupcial, la comida servida, el abrazo del perdón, el último beso, son momentos zarza ardiente, santos y alegres.

Familiares y amigos se citan, no para una reunión protocolaria o de negocios, sino para un despilfarro gracioso y amoroso, para celebrar con música, con baile con comida y con vino los dones de la vida y de Dios.

La felicidad pide la eternidad, pero a pesar de ser efímera refuerza los nudos de la amistad.

Bodas en vaqueros o en trajes de tres piezas, no importa, sí importa el pequeño despilfarro para celebrar el Amor y desear Felicidad eterna a los novios y gozar un día de la compañía de los familiares que viven lejos y de los amigos que la vida separó