Bocaciones 2

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Hemos hecho y seguimos haciendo mucha y mala literatura sobre el tema de las vocaciones. Las vocaciones no son un tema celestial. Dios tiene cosas más importantes que hacer que enviar mensajes de texto a los niños de 12 años para ofrecerles comida gratis y una cama en el seminario diocesano.

Toda vocación, ya sea religiosa, literaria, política, deportiva... hunde sus raíces en lo humano. El factor humano, nada angelical, es el motivador y el facilitador de toda vocación.

Hoy, en este siglo XXI, siglo vertiginoso, nada es igual a ayer. Ayer vivíamos el tiempo de la escasez. Los pesebres familiares estaban vacíos y los hogares estaban llenos de bocas. Ayer fue el tiempo de las boca-ciones. Por eso el pueblo de Hornillos y otros muchos pueblos pueden presumir de tener más curas que vecinos. Los pesebres de los seminarios estaban más llenos que los de los pueblos.

La escasez y la abundancia de hijos llenó los seminarios. Lleno total. Cerrados por falta de espacio. No llamadas divinas, no deseos angelicales y místicos, mera supervivencia. Por la boca entró la boca-ción.

Hoy, en el primer mundo, brave new world, sólo hay lamentos, sólo hay oraciones. Mañana y tarde se incluyen peticiones por las vocaciones para mejorar el cambio climático vocacional. Recurso barato e inútil que, a la vista de los resultados, de poco sirve.

La carrera de las vocaciones es una carrera de relevos. Africa y Asia, mundo de la escasez y de la abundancia de hijos, natalidad descontrolada, han tomado el relevo y son el nuevo granero de las boca-ciones.

No sé si Dios ha emigrado al sur, sí sé que los seminarios diocesanos y los institutos de los religiosos, estrategia divina y astucia humana, han emigrado al sur. En el primer mundo sólo los celulares son nuevos, a estrenar, los curas envejecen y las residencias se multiplican y se llenan. En el sur todo es joven, lleno de testosterona y virilidad. Hay vocaciones para un yihadismo radical y fanático, el de un Dios en cuyo nombre hay que matar, y hay vocaciones para un yihadismo de Dios, un Dios bueno y perdonador, del Dios de la Buena Noticia, el de Jesucristo.

Leo en el documento "El don de la vocación presbiteral" el siguiente aviso: "No caigan en el clericalismo, ni cedan a la tentación de orientar la propia vida hacia la búsqueda del aplauso popular, considerando a la Iglesia como una simple institución humana". (nº 33)

En la Iglesia, iceberg gigantesco, lo visible, lo real, lo tangible, lo humano, el derecho canónico, la institución humana es su verdad. Lo invisible, escondido en las aguas oscuras, es la mística, lo intanglible, lo que sólo unos locos perciben y unos apologetas aburridos nos decriben con palabras tan sabias que nadie entiende.

¿Quién no ha sentido envidia y ganas de ser "príncipe de la Iglesia" y vestirse de seda roja y pasear por los claustros de mármol como un personaje salido de un cuadro del Greco?

Ayer en España hacerse cura era hacer carrera. Los meros hábitos conferían dignidad y autoridad. Ser cura era ser alguien, hasta te besaban la mano y te permitía impartir bendiciones. Hoy, liberados de todo honor, ser cura es ser ciudadano de tercera división. Pero dentro del funcionariado eclesial sigue habiendo, como en toda institución humana, distintos grados, unos confieren más honor que otros.

En el primer mundo, lleno de homeless espirituales, se ha perdido el apetito por lo sagrado y trascendente. La carrera de cura ha desaparecido del radar vocacional. Una carrera desmitificada. En Africa y en Asia, mundo de tribus y clanes y castas, ser cura es un honor, es ser jefe de la tribu, es tener poder y los hábitos, cuantos más mejor, son tan deseables y necesarios como el comer. Carrera, a pesar de los avisos del documento vaticano, supervalorada y mitificada.

El seminarista de ayer y de hoy, según el documento vaticano, es "un diamante en bruto" que hay que trabajar. "No existe un derecho de recibir la Sagrada Ordenación. Compete a la Iglesia discernir la idoneidad...(nº 201)

Ese seminarista, "diamante en bruto", sólo adquiere todo su valor si se deja trabajar. A lo largo del proceso tiene que pasar por muchas manos, esos supuestos orfebres, que lo limarán con todo tipo de herramientas materiales, intelectuales, ascéticas... y la prueba de las pruebas será si ha dominado sus bajos instintos. "La Iglesia Latina considera especialmente conveniente para el sacerdocio la continencia perfecta en el celibato por el Reino de los Cielos". (nº 110) Las Iglesias Orientales Católicas, profundidades del iceberg y misterio insondable, no exigen la "continencia perfecta". Gloria a Dios.

La Iglesia Latina lleva años, tal vez toda su historia, llena de turbulencias a causa de estos diamantes brutos. El instinto sexual, irreprimiblemente poderoso, derramado en direcciones straight, gay o private ha manchado gravemente el ministerio. La continencia perfecta de pensamiento, palabra y obra está reservada a unos pocos, tal vez a ninguno. "All men are equal in regards to instinct".

Los diamantes del primer mundo más probados, más enseñados a lo largo de los siglos, se dejan podar, protestan menos y resisten mejor a los deseos carnales. Los del tercer mundo no entienden la castidad, no entienden que el hombre no pueda crear una familia. La Iglesia miró y sigue mirando para otro lado en muchos países.

"Para la admisión a los Seminarios Menores conviene considerar algunas cualidades del adolescente, los "indicios de la vocacación"...(nº 19) Cualquier indicio vocacional previo a la mayoría de edad del joven debería considerarse sospechoso y descartado.