Back to Basics
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....
Septiembre 9. !Oh, hora bendita del encuentro, de la rentrée! Rutina matinal, 7 de la mañana, subo los 129 escalones del Batallador, paseo de Los Bearneses, dulce soledad, orillas del canal, Fuente de la Junquera, ayer todo vacío, hoy, los autobuses descargan en Marianistas su carga estudiantil, las madres llevan a sus hijos al Liceo Europa, chicos caminando, móvil en mano, y mochila al hombro, al Templo de los libros. La ciudad se agita, las carreteras se atascan, en las calles se arremolinan los muchachos de las 1952 Escuelas Concertadas de curas y de monjas en busca de su aula donde reciben horarios y nuevos mandamientos, mandamientos aconfesionales. Bienvenida protocolaria, de negocios, como la de cualquier centro aconfesional. La tolerancia, virtud laica, apaga el heroísmo, mata a los héroes, todo lo iguala, la pública, la concertada, la aconfesional. Presbicia inoperable, ceguera de la vejez, impotencia masculina. “Guardad vuestros vestidos, la fe, para que nadie os los robe y se vean vuestras vergüenzas”, aconseja el Libro de la Revelación. Hoy he leído en el boletín Catholic News Agency cómo reciben a los alumnos, católicos y NO católicos, a todos, en el Detroit Campus Ministry. ¿Ingenuidad, naïveté, sencillez pastoral? Cada alumno recibe el regalo inútil de una botellita de “agua bendita” para que bendiga su espacio, su habitación, su persona y bendiga el tiempo académico y una oración. Regalo, comienzo de una conversación que no tendrá fin. Pastoral que quiere hacer presente desde el primer día al protagonista de toda Pastoral, a Dios. Hablamos de todo y de todos menos de Dios. El secreto mejor guardado es el de la fe. Hoy un héroe es el que proclama su identidad total, soy creyente, soy católico, soy de Dios, ante sus hijos, sus familiares, sus alumnos... He sonreído y bendecido la bendita iniciativa, gesto iniciático de acogida fraternal, cuasi sacramental. Los de dentro, los frailes y las monjas de la Escuela Católica, aparcados, más por opción empresarial que por edad, desde el penthouse contemplan las entradas y salidas, toman el pulso del negocio y lo encuentran irregular, bajo, ausente. Los de dentro desearían que la etiqueta de Católica, ya eliminada de la publicidad de los medios, se eliminara también de los documentos oficiales, se ha convertido en una hoja de parra transparente que deja ver sus hermosas y viejas vergüenzas. Los de fuera, amigos y enemigos, tienen ojos, saben contar el millón y medio de alumnos que se sientan en sus aulas , sí, son muchos, pero saben también que los frailes y las monjas, “los bueyes”, en sus cuarteles de invierno, vigías de lujo, rezan, escriben testamentos y sueñan en cómo morir matando. Los de dentro no veremos al cuarto viviente abrir el séptimo sello, pero sí oiremos su estruendo. Una profesora de la Escuela Católica cuyo nombre ignoro confiesa que “los frailes en mi escuela no existen”, controlan su reino a distancia, teletrabajo. La Pastoral, dimensión esencial, confiesa queda reducida a campañas solidarias, carteles y pancartas, juegos divertidos y bailes étnicos y en sacramentos-despedida. Mi Cole de Católico, Nada. Servimos a la Generalitat, a Euskal Herria, a...a los que nos pagan. Los profesores sin praxis religiosa, sin amenes y sin aleluyas, sin identidad, sin ideario y sin más compromiso que el del horario escolar cumplen y cobran. Back to Basics. Vuelta a Marcos 1,1. “Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. Tenemos que reconocer que el cristianismo del Nuevo Testamento tiene muy poca importancia en nuestra sociedad.