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CRÓNICA DE UNA
MUERTE RETRASADA.
Teruel
existe y Soria también existe, aunque el 94% de sus municipios sean como
candiles con una sola gota de aceite.
“Los
expertos no han hallado habitantes en Teruel, por lo que sería la ciudad ideal
para guardar los trastos viejos que hay en España”, Manuel Chaves dixit.
Muchos
pueblos de la geografía española son ya historia. Una página web cuenta su
pasado triste, paseo fotográfico en blanco y negro, que unos devotos, rapsodas
improvisados, cantan entusiasmados, pero cantan más miserias que hazañas de un
pasado anónimo, sin nombres propios y sin héroes.
Se
buscan, todo se reduce a una lista de buenos deseos, publicada en voluminosos y
sesudos estudios ministeriales, alternativas a la despoblación. Pero en este
mundo posmoderno, supertecnológico y megalópico lo rural ni vende ni compra.
Noviercas,
pueblo becqueriano, imaginó, sueño imposible, una granja con veinte mil vaquitas
lecheras para no vaciarse. Sí, ya sé que “the sky is the limit”, pero eso es
sólo posible en América, en Soria todo es limitado, todo tiene sus límites.
Dejemos
que los pueblos mueran de aburrimiento. No hay varita mágica que pueda
multiplicar los habitantes, las vaquitas lecheras y los cameruneses que quieran
enterrarse en los pueblos. Las vacas no llegan a Noviercas y el pueblo se vacía
sin remedio. Yo no pido ni confío en semejantes milagros. Bastante trabajo me
cuesta creer en otros muchos milagros.
¿Por
quién doblan las campanas? Doblan por Teruel, por Soria, por Aragón y hasta por
Austria. Doblan por un mundo llamado a desaparecer.
El 27
de octubre, terminado el rezo de la Corona de las doce Estrellas y de las
Vìsperas, despedí a las cuatro piadosas mujeres que nos acompañan y les recordé
que pusieran en buena hora sus relojes de pulsera, los biológicos, el mío
incluido, son candiles con poco aceite.
Cuando
nos quedamos solo nosotros leí la comunicación oficial sobre Austria, la
Provincia Escolapia de Austria, reducida a una Delegación dependiente de la
Curia General.
Durante
la cena que siguió a la oración, el P. Jesús Ramo me preguntó si podía repetir
alguno de los nombres que había leído en el solemne documento generalicio.
Sí, hay
uno, Pius Platz, el de siempre, el único austríaco, el único que puede decir
como los personajes del libro de Job, “sólo quedo yo para contarlo”.
Repoblar
Austria es como repoblar el mundo rural de Soria.
Años
atrás, muchos años atrás, cuando yo era junior en Albelda nos invitaron a
cambiar de domicilio, nos dijeron: Austria se muere. Id e insuflad un espíritu
de vida. Cuatro o cinco juniores corajudos, como Abraham sin saber a donde iban,
aceptaron la invitación . Fue la primera resucitación boca a boca.
Hoy,
2018, la situación es tan crítica, tan funeraria, que hay que repoblar Austria,
enésimo revival, con Cameruneses e Indios de Bangalore o de Chennai. Idea más
desesperada que original. España, país de acogida de inmigrantes, llena también
los conventos vacíos con frailes y monjas del tercer mundo, no para evangelizar
ni salar esta sociedad insulsa sino para preservar propiedades y piedras
centenarias que ya no hablan.
Yo
estoy seguro que Austria no se regenerará con estos buenísimos préstamos. Con
estas muletas se mantendrán unas obras titubeantes, pero no despertarán a los
austríacos.
Feliz y
pequeña y segunda y tercera...resucitación.
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