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El
viaje del Papa Francisco a los Estados Unidos fue triunfal, de alfombra roja en
alfombra roja. Estrechó la mano de los poderosos, bendijo a los niños y se dejó
abrazar por los trabajadores y los presos.
Viajó
en avión y así como el Presidente viaja en el Air Force One, Francisco viajó en
un avión bautizado con el nombre de "Shepherd One",-Pastor Uno-. Sin olvidar el
Fiat, suficiente para Francisco, superincómodo para el voluminoso Cardenal Dolan.
Lanzó
mensajes amables y firmes a los congresistas y senadores y les recordó, sin
sermonear, los ideales fundacionales de la nación.
En esta
hora en la que los pretendientes republicanos a la Casa Blanca prometen levantar
muros más altos y más seguros para frenar la oleada de inmigrantes, Francisco
les recordó que USA es un país de inmigrantes, "no se asusten ante el número,
mirénles a la cara y escuchen sus historias. Yo también soy hijo de
inmigrantes".
¿Será
América más generosa y más acogedora después del llamamieno apasionado de
Francisco?
No. Los
republicanos, incluidos los que tienen apellidos hispanos como Rubio o Cruz,
apelan a la ley, la legalidad sin rendijas ni excepciones.
El
estado de Texas no emite partidas de nacimiento a los hijos de los inmigrantes
sin papeles. Estos niños están en el limbo, sin patria terrena ni divina, no son
bautizados si no presentan la partida de nacimiento.
El Papa
Francisco pidió en el congreso la abolición de la pena de muerte, petición
fuertemente aplaudida por los demócratas y silenciada por los republicanos.
Cinco
días más tarde el estado de Giorgia aplicaba la pena de muerte a una mujer.
Su
canto a la defensa de la tierra, la Casa Común, le han convertido en el Papa
ecológico, el Papa verde, en la voz profética de la ciudadanía ecológica. Es más
alabado por esta vena de sangre verde que por la defensa de la justicia, la
igualdad económica y la acogida fraterna de los inmigrantes.
Para
hilvanar estos temas Francisco invocó cuatro personajes, iconos de la historia
americana.
Lincoln,
el mejor presidente y el liberador de los esclavos.
Martin
Luther King, el que soñó la fraternidad de blancos y negros en torno a la misma
mesa.
Thomas
Merton, monje trapista, promotor de la paz entre los pueblos y las religiones y
autor del hermoso libro No Man is an Island.
Dorothy
Day pacifista, fundadora del Catholic Worker y defensora de los pobres.
Yo he
pedido muchas veces que Roma cierre la factoría de los santos. Sobran santos en
el santoral y faltan santos en la calle. Junípero Serra no necesitaba ningún
título.
Reconozco
que siento una gran debilidad por Dorothy Day. ¿Por qué? Porque no fue una santa
al uso, según los canónes vaticanos, y porque pedía que ni la llamaran santa ni
la hicieran santa. Su vida turbulenta y luchadora en el West Village me encanta.
Y
además el título de santo es una redundancia, todos somos santos y santificados
por Dios.
Por
cierto, me olvidaba del GOL que le metieron al Papa Francisco.
En
medio de tanto ajetreo, sermones, discursos, gestos, práctica de las obras de
misericordia, todo estaba previsto, programado y protegido por miles de policías
por tierra, mar y aire, las calles cerradas y las entradas entregadas o
vendidas, a pesar de tanta seguridad, a Francisco le metieron un gol más grande
que la mismísima catedral de San Patricio. Y se lo metió una mujer llamada Kim
Davis.
Una
mujer que no fuma, no bebe, no baila, no se corta el pelo y no usa maquillaje
alguno porque es miembro de la iglesia, Apostolic Pentecostals, iglesia que no
cree en la Trinidad y que predica que si uno no habla en lenguas en el culto no
puede salvarse.
Esta
mujer, encarcelada por negar licencias a los que quieren contraer matrimonio
gay, es el city clerk del condado de Rowan, Kentucky.
Esta
mujer, nadie sabe cómo, ni por qué, ni quien maquinó semejante patraña, se
entrevistó a hurtadillas con el Papa Francisco en la embajada del Vaticano en
Washington. Hazaña que nos ha dejado a todos boquiabiertos.
Esta
mujer presume de desobedecer la ley emanada de la Corte Suprema que legalizó los
matrimonios gay y de obedecer sólo las consignas de su Iglesia.
Esta
mujer metió un GOL monumental a Francisco, gol que asusta a los progresistas y
que cantan los ultras.
"Stay
strong" dicen que le dijo el Papa. ¿Sabía Francisco quién era esa mujer de pelo
largo y qué representaba? Lo dudo, pero el GOL ahí está, dando más que hablar
que los goles de la liga.
¿Qué
queda de esta maratoniana semana de Francisco? Miles de fotos y de selfis tontos
que mañana serán sustituidos por otros más cotidianos.
Y yo me
pregunto, ¿qué queda de mis cuatro años predicando todos los domingos a los
mismos feligreses? Zip. Zero. Nothing. Nada.
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