A Vaciar el Purgatorio

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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La espiritualidad judía enfatiza el Tikkun ‘Olan, arreglar el mundo, la santificación de la vida, visión que el Talmud expresa así: “Es mejor gastar una hora aquí haciendo buenas obras que gastar la vida entera en el mundo venidero”.

La espiritualidad cristiana enfatiza “la Salvación”, ganarse la vida eterna, heredar el premio, ser ciudadanos del cielo, vivir sub specie aeternitatis.

Y pensar que la respuesta a la Gran Pregunta de San Anselmo ¿Cur Deus Homo? se encuentra en las primeras páginas del Génesis.

Dios los expulsó del jardín de Edén y colocó a los querubines con una espada llameante para cerrar el camino del árbol de la vida”.

Toda la teología cristiana queda, más que coloreada, queda prisionera del relato del Génesis.

En el principio fue el pecado…
Jesús es la autopista que lleva a la “Salvación”, sólo Él puede abrirnos la puerta del nuevo Edén, sólo gracias a Él los vencedores podrán comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso.

Noviembre es el mes de los camposantos, de las losas sin levantar, el mes de vaciar el Purgatorio.

Sólo Dios salva. La tarea de la Iglesia no es de salvar a nadie sino de ayudarnos a ganar la vida eterna, de alcanzar la “Salvación”.

Al final de la vida, el GPS que llevamos incorporado nos susurra: “Ha llegado usted a su destino”.

Los teólogos, tan interesantes como innecesarios, andan buscando siempre las cinco patas al gato y no contentos con los dos posibles destinos finales, Cielo o Infierno, han parido un tercer destino, PURGATORIO con mayúsculas.

A la Iglesia Católica le gustan los intermediarios. ¿Quiere usted que Papá Dios le eche una mano? Pida una recomendación a San Antonio, a Santa Rita o a alguno que anda buscando título de santo.

A usted, ¿le gustan los viajes directos o con escala?
Los idólatras, los ateos, los agnósticos, los fornicarios, los malos de remate...sólo tienen un destino: Infierno.
Los pecadores arrepentidos y los laodiceos tienen que hacer escala, vaciar la maleta, en el Purgatorio.

Yo quiero viajar sin hacer escalas. Tengo ya el billete de vuelta sin escalas.
Si usted quiere hacer escala en la estación espacial perdida en el universo, no se fía de la garantía firmada por Jesucristo, ya puede hacer la reserva.

La Iglesia, madre super generosa, nos concede durante todo el mes de Noviembre ganar “Indulgencias Plenarias” casi gratis. ¿Lo sabía?
Gran oportunidad para “Vaciar el PURGATORIO''.
Con unas cuantas redimimos el castigo que nuestros pecados veniales merecen y abandonamos la nave espacial para llamar a la puerta, siempre abierta, del Paraíso.

La vida cotidiana con sus virus, sus disgustos, sus infartos, sus dolores de cabeza...es un Super Purgatorio.
¿Quién necesita un Segundo Purgatorio?

A mí me basta Juan 3, 16, necesario desde que se escribió la primera página del Génesis.
AMÉN.