4 MORE YEARS P. Félix Jiménez Tutor, escolapio..... |
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Sólo las encuestas han enturbiado la victoria de Obama anunciada desde el día uno. La campaña, obra de teatro con miles de personajes secundarios y con dos protagonistas deambulando por escenarios grandiosos y humildes, con monólogos archirrepetidos y diálogos agrios, con celebridades cantando a América o perorando ante una silla vacía…la campaña ha corrido el telón. Romney, vencido, hace mutis por el foro. Obama, coronado, llena el solo todo el escenario. Yo nunca dudé del desenlace de este show billonario. Obama no es perfecto, ha envejecido, las canas le dan un aspecto menos juvenil, pero aún conserva el fuego, la palabra inspirada del predicador y la imaginación liberada y liberadora para crear un futuro más humano, más inclusivo y más moderno que el de su rival y sus acólitos. América ya no es Protestante y va dejando de ser blanca. Ayer los votos de los blancos bastaban para ser elegido inquilino de la Casa Blanca. Hoy ya no bastan. América, siempre en movimiento hacia el futuro, siempre reedificándose física y espiritualmente, es cada día menos blanca y más oscura. Hoy no se puede ganar la elección presidencial sin el voto de las minorías. Los hispanos, pobres y marginados, hacen todos los trabajos sucios y votan al partido demócrata. Merecen una ley de inmigración generosa que los legalice y haga ciudadanos. Creen y esperan que Obama en estos 4 años firme una amnistía bíblica. Los negros, siempre demócratas, ahora lo son más, unidos por el color y la sangre de su presidente. Los judíos, los gays, las mujeres, los asiáticos, los intelectuales, los ateos, los jóvenes, los “nones”, arco iris maravilloso, que aúna colores, religiones, sensibilidades, han votado a Obama en masa y son el nuevo partido demócrata. “Mitt Romney. Not one of us”. Eslogan, con connotaciones racistas usado en el pasado, lo han aireado los demócratas para poner tierra de por medio entre su movimiento popular e integrador frente al grupo clasista, monocolor y excluyente de los republicanos que se han quedado sin partido y sin futuro. Obama tiene que enfrentarse a los enemigos de siempre: los que creen que no nació en Estados Unidos, los que creen que es musulmán, los que lo califican de socialista y los que están cansados de su pose de rock-star president…pero sus enemigos más ardientes, believe it or not, durante esta campaña han sido los púlpitos de las iglesias católicas y evangélicas. Los púlpitos han ardido con el fuego, el humo y el azufre del Apocalipsis. Me sorprende, me escandaliza, la virulencia y el tono apocalíptico de sus sermones, como si estuviera en juego el ser o no ser de la América cristiana. El obispo católico Daniel Jenky que ya había calificado a Obama de Hitler y Stalin escribió a los curas de su diócesis: “En virtud del voto de obediencia hecho a vuestro pastor les exijo a todos que esta carta sea leída personalmente por cada sacerdote que celebre la misa este fin de semana”. Carta que denuncia los “no-negociables” de la Iglesia: aborto, eutanasia, matrimonios homosexuales, ataque a la libertad religiosa… Votar a los demócratas es hacerse cómplice de sus pecados mortales. El obispo David Ricken, en la misma vena, les exhorta a no poner sus almas en grave peligro votando a los demócratas. Miles de católicos tendrán que ir a confesarse sin dolor de corazón, sin arrepentimiento y sin propósito de la enmienda. Los pastores evangélicos no han sido más caritativos que los católicos. “Noviembre 6 dirá si el futuro de América va a estar bajo la bendición de Dios o el juicio de Dios”. Richard Land, presidente de la convención baptista del sur dijo: “Doy mi voto a Mitt Romney para presidente de los Estados Unidos de América. Al hacerlo hoy estoy rompiendo una tradición de 24 años de no apoyar a ningún candidato. Sí, pero esta elección es muy importante”. Todos los predicadores creen que una administración demócrata, incluido Paul Ryan, aspirante a vicepresidente republicano, marca el final de la civilización occidental y de los valores judeo-cristianos que han hecho esta una gran nación y el principio de una nueva persecución de los cristianos. “4 more years” cantaban extasiadas miles de gargantas la madrugada del miércoles cuando Obama apareció, nimbado con una gran aureola, para agradecer a todos, con euforia desatada, su reelección. Concluyó su speech con estas hermosas palabras. “Juntos, con vuestra ayuda y con la gracia de Dios continuaremos nuestro viaje hacia delante y recordaremos al mundo la razón por la que vivimos en la nación más grande de la Tierra. Dios os bendiga. Dios bendiga a los Estados Unidos de América”. Amén
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