VOCACIONES DE SERVICIO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio...

,  

 

Estados Unidos importa profesores todos los años. La vocación de maestro, servicio a una juventud exigente e indisciplinada, es imán que atrae cada vez menos. Ahora, locura necesaria, piensa reclutar vocaciones militares en la India.

Los americanos ricos prefieren viajar por otras avenidas más luminosas. Las aulas son minicampos de batalla y los Iraks presentes y futuros asustan a esta juventud cada vez más narcisista y menos comprometida.

La iglesia americana para servir a los emigrantes del mundo también importa curas que hablen sus lenguas. Y en Nueva York se celebra la misa en todos los idiomas del planeta.

En el Norte hay mucho dinero y poca esperanza, mucha ambición y poco servicio y los niños que nacen son de colores hermosos y de apellidos impronunciables.

Dicen que Dios se ha ido al Sur, ¿será verdad? Y el Sur quiere, por las buenas o las malas, instalarse en el Norte, este Edén aburrido e insolidario, tecnificado y frío, por el que Dios ya no se pasea al fresco de la tarde. Y con Él se han ido también las vocaciones sacerdotales.

El Norte, eje comercial y religioso ayer, exportó miles y miles de sacerdotes por el ancho mundo. Hoy, es un desierto, un agujero negro. Hay diócesis que no han ordenado un sacerdote en años y sus seminarios grandiosos se han convertido en hoteles o en lujosas urbanizaciones. Los años de la natalidad exuberante y de la pobreza vergonzante llenaron los seminarios de vocaciones gratis total.

El Sur rico en niños y en pobreza, es un invernadero vocacional. La India, Filipinas, África, Santo Domingo…son los nuevos graneros de la Iglesia.

Las escasas vocaciones que brotan en el inhóspito clima del Norte tienen un perfil más humano y maduro que las del pasado.

El periódico Le Soleil publicaba un breve artículo sobre la vocación de tres seminaristas, dos americanos y un canadiense.

Estos seminaristas ya han tenido una vida de 9 a 5, un trabajo, tarjetas de crédito, un Audi TT, una novia durante 10 años, una carrera antes de la llamada vocacional y una vida antes de una nueva vida. Tienen opiniones políticas y sociales y una visión de su servicio a la Iglesia.

Su vocación no nació en la infancia, etapa en la que nada nace a no ser el bichito tentador. Y un día, sorprendiendo a todos, se desinstalan, adioses y lágrimas, para orientar sus pasos en una nueva dirección. La fe de cada día se hace sacerdocio para siempre.

Así serán las vocaciones del futuro en el Norte. Jóvenes que han vivido en el mundo al que desean servir 24/7 y del trampolín de la vida cotidiana y de la fe madura saltar a una vocación que no tiene nada de misterio ni secretos raros, es una manera más de servir a la comunidad de los hombres. Y se puede ser feliz, yo, al menos, lo soy.

Juan XXIII, Papa optimista, decía que la pastoral vocacional es la más sencilla, sólo hay que "escoger las mejores gavillas". Pero cuan trabajoso resulta hacer una gavilla: sembrar, crecer, segar, atar… y sufrir las intemperies del tiempo.

¿Cuántos años de vacas flacas tendremos que sufrir?

Dios que habla sin palabras y sin citas eruditas suscitará, a pesar de nuestra rígida intransigencia, nuevas vocaciones y nuevas maneras de servirle y de celebrarle.
.