MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO B

Vigésimo primero Domingo del Tiempo Ordinario

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Josué 24,1-2.15-17.18; Efesios 5,21-32;
Juan 6, 60-69

ENTRADA

Bienvenidos hermanos a la asamblea santa, a la renovación de nuestra fe en el Señor.

Servir a Dios, servir al mundo y transformarlo es el mandato de Dios a sus hijos.

Nos hemos congregado en este domingo para descansar en el Señor, escuchar su Palabra, renovar nuestro espíritu y fortalecer nuestro compromiso cristiano.

Participemos con gozo en esta fiesta de hermanos.

Entonemos juntos el canto de entrada.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA

Josué invita al pueblo entero a ponerse de parte del Dios que los liberó de la esclavitud.

Invitación escuchada, aceptada y proclamada con fuerza: También nosotros serviremos al Señor nuestro Dios.

Escuchemos la Proclamación de la Palabra de Dios.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA

Cristo es el esposo de la Iglesia, es su cabeza y su Señor.

Cristo ama a la Iglesia, la guía y la protege.

Cristo, servidor de todos y el hombre para los demás es el modelo de todas las relaciones entre los cristianos, esposos, padres y hermanos.

Amar es servir a los demás.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

MONICIÓN AL EVANGELIO

El mensaje de Jesús es siempre exigente y fiarse de él lleva su riesgo.

Pero no hay que tenerle miedo. Podemos disentir de muchas teorías humanas pero nunca del amor de Dios. Sólo Jesús tiene más que palabras. El tiene el poder del amor, lo único que nos salva.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos pro la Iglesia, sacramento de salvación, para que más allá de las leyes nos enseñe a todos la ley del amor y de la reconciliación.

Oremos por los gobernantes, servidores del bien común, para que pongan su autoridad y su poder al servicio de la paz y la cooperación entre los pueblos.

Oremos por los pobres de la tierra, los que no tienen trabajo, los que no tienen familia los que viven lejos de sus países, para que los que tienen riquezas sepan compartirlas desinteresadamente.

Oremos por nosotros los creyentes para que nuestra fe nos comprometa a servir a Dios en los hermanos más necesitados.

Oremos por los difuntos de la parroquia y (nombres…) para que descansen y gocen de la paz y la alegría en el Reino.