LIVING SOLO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

La afirmación bíblica “no es bueno que el hombre esté solo”, verdad que hemos creído y pasado de padres a hijos y que ha sido norma durante siglos, hoy, ni es norma ni es verdad.

Todo cambia y nuestras maneras de vivir y de relacionarnos han cambiado el mapa familiar y social.

La revista TIME en su número de marzo explora “La 10 Ideas que están cambiando su Vida” y la primera de la lista se titula Living Solo. Vivir solo es la nueva norma.

Y según Euromonitor International, compañía que investiga los mercados, el número de personas que viven solas se ha disparado increíblemente.

Los 153 millones de personas living solo de 1996 se han multiplicado hasta alcanzar 277 millones en 2011.

En Suecia 47% de la población vive sola. Es el país con mayor número de casas con un solo residente. 23 millones de americanos, el 28% de la población viven solos.

Vivir solo es más que trending topic de Twitter, es una auténtica revolución social, es más que una curiosa estadística, es una realidad que está ahí, delante de nuestros ojos, experimento social nuevo al que prestamos poca atención y que dice mucho de cómo nos comprendemos y nos relacionamos en este presente siempre cambiante.

Este vivir solo, opción vital, no se circunscribe a una etapa pasajera de la vida, es de larga duración, aceptada y querida con sus limitaciones y sus ventajas.

Viudos y viudas, divorciados y divorciadas, económicamente autosuficientes, disfrutan de su propia compañía y viven más activos socialmente que en el pasado en compañía.

La sociedad actual entona un canto al yo y a la libertad individual y nos invita constantemente a invertir tiempo y dinero en nuestro crecimiento personal y profesional.

Lo que importa, dicen los expertos, no es si vivimos solos sino si nos sentimos solos.

Living solo es ideal para los que no quieren vivir bajo el control del marido, de la familia, del sistema…

“Vivir solo me proporciona el tiempo que necesito para recargar y dejar sueltos los aspectos de mi personalidad que etiqueto como “No para Consumo Público”, comenta Alex Zane de 33 años.

En este rincón de Zaragoza, mi territorio parroquial, living solo es la norma. Amelia, 98 años, vive sola y feliz y como otras muchas feligresas añosas como ella acompañan su soledad con la estima de una comunidad en la que ocasionalmente pueden refugiarse y llenarla con los pequeños rituales de los saludos, la conversación, el café, los rezos y los cantos y así escapan de la sociedad actual cada día más fragmentada y desinteresada de los que por opción o por necesidad , han elegido vivir solos.