E L  S E X T O

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio....

   

 

Hay cristianos reprimidos, siempre culpabilizándose y dando coces contra el aguijón. Hay cristianos liberados, reciclado el sentimiento de culpabilidad, viven armoniosamente una polimorfa sexualidad. Hay cristianos libres, más allá de la mancha y de la culpa, saben que "el amor crece a través del amor".

El sexto mandamiento ya no ocupa el Número Uno de los Top Ten ni en los sermones dominicales ni en las charlas cuaresmales ni en la catequesis. Ahora se habla del amor teologal, el amor al Otro siempre presente en los otros, del amor al marginado y al extranjero, o del amor a secas, pero sin la unción y el temblor de los poetas.

A veces me pregunto ¿ por qué la confesión es el sacramento menos celebrado por los cristianos?

Yo recuerdo una de mis primeras confesiones de niño en Noviercas. El cura, un jesuita soriano, me espetó: En el sexto mandamiento no hay parvedad de materia·. A pesar de mis escasos años, sí entendí el mensaje: en el sexto, todo es mortal.

Los moralistas de ayer, con la seriedad de un oráculo, lo expresaban así: "Es gravemente pecaminoso en los no casados procurar o consentir deliberadamente incluso el más leve grado de verdadero placer venéreo". H. Davis

La confesión fue más la lavadora de las manchas sexuales que los del orgullo y otros pecadillos. El orgullo es un billete de 500 Euros y el sexo es un billete de 5 Euros.

Hoy los catequistas nocturnos y, a veces diurnos, de la TV, los vídeos, la Internet... nos han lavado tan bien que, del todo es pecado mortal, hemos pasado a todo me está permitido, nada es pecado. Y hemos abandonado el confesionario, no porque nos hayamos convertido al protestantismo y nos confesemos con Dios, sino porque ya no tenemos nada que confesar.

Y, a pesar de todo, ahí sigue escrito en la piedra del Sinaí el sexto mandamiento. No para prohibir el sexo gozoso y abundante sino para encauzarlo y guiarlo por el río turbulento de la vida y de la sociedad. No para crear mala conciencia sino para desarrollarlo creadora e integradoramente.

"La expresión sexual humana está destinada a ser vivida sin sentimientos de culpabilidad o remordimiento. Habrá de reflejar la celebración de la vida que de por si lo exige".

Berlusconi, facha made in Italy, prometió a sus electores dos meses de abstinencia sexual a cambio de su voto. Mejor habría sido la promesa de dos meses sin prostibulear.

Cuentan que uno de los primeros párrocos de la Trinity Church de Wall Stret confesó, en un sermón, a sus feligreses que había visitado diez veces un prostíbulo. Estos se sorprendieron, no de que lo hubiera frecuentado sino de que lo hubiera hecho tan pocas veces.

La estatua de la Libertad, en la bahía de Nueva York, daba la bienvenida a los emigrantes del mundo, alguien ha sugerido que en la otra costa del país debería erigirse otra estatua ala Responsabilidad.

Libertad y Responsabilidad son las dos caras de la misma moneda. Y en estos tiempos locos y narcisistas, sin mandamientos ni esclusas, sin brújulas y sin cinturones de castidad, sin la consigna periclitada de "no cometerás actos impuros" y otros mantras de tiempos pasados, estamos llamados a vivir responsablemente el sexto y todos los mandamientos que posibilitan una convivencias más humana y más divina.

Si Jesucristo pudiera leer nuestros manuales de moral, ¡cómo se reiría!.

Y seguro que no cogería el metro para calcular si nos hemos pasado un milímetro de la raya, como hacen algunos fariseos, cogería el látigo para expulsarlos de su casa.

Tiempo de Cuaresma, tiempo de vigilar, no la ley, sino los borbotones amargos que brotan del corazón.

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