EL EVANGELIO SEGÚN SARAMAGO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

“Si quieres que alguien se haga ateo, regálale una Biblia”.

La Biblia hebrea, el Antiguo Testamento, no es un libro piadoso, narra la historia de los hombres y sus conductas violentas, sus rebeldías y sus vicios.

Noé es el primer borracho, Caín el primer criminal, Jacob el mayor tramposo, Judá el del primer incesto, David es el rey adúltero y criminal, los habitantes de Sodoma, los primeros gays…

En esta cacofonía de lo humano se mezclan todas las voces y aunque desconoce la palabra “religión” se escucha también la voz de Dios.

SARAMAGO, doctor en Sagrada Escritura, ¿se hizo ateo escudriñando la Biblia o el ateo se sumergió en ella para justificar su ateísmo?

A mí, lector de Saramago, me asombran sus conocimientos bíblicos. Me lo imagino como uno de esos viejos rabinos leyendo a la luz de una vela el Libro Milenario.

Hace unas semanas terminé de leer “El evangelio según Jesucristo”. Mi última deuda con él.

Los hombres pasan. Unos son una línea en algún libro de historia, otros una esquela en el periódico local y todos ”donde reine el olvido, allí estarán nuestras tumbas”.

Sólo Jesús de Nazaret permanece y sigue inspirando a millones de personas y sigue siendo predicado en los cuatro puntos cardinales.

En Jesús cada uno encuentra lo que quiere.

“Un simple hombre como tú, hijo del carpintero, pastor y quién sabe más” escribe Saramago de este hombre que, para él, no tiene nada de mesiánico.

Jesús payaso y superstar de Broadway.”My sweet Lord de los Beatles. “Una experiencia que curte”, el Jesús de los hippies.

Jesús lejano e incomprensible de los teólogos. Jesús tentado de lujuria en la cruz de Nikos Kazantzakis.

El Jesús de Saramago caído en la tentación, fija su residencia en casa de la prostituta María de Magdala y la hace su mujer.

El Jesús del artista Enrique Chayoga haciendo el amor con un hombre, símbolo de los pecados de la Iglesia y el Jesús del camionero: “Mi Salvador es más duro que los clavos” que hace trizas la obra de este artista ante la mirada de los visitantes del museo.

Tal vez les sorprenda, pero el personaje de este evangelio que más me ha gustado es José, el padre de Jesús.

Son muchas las páginas que le dedica a este José del que no sabemos nada y del que predicamos, yo al menos, piadosidades inventadas que a nadie edifican.

Una biografía de José imaginaria, pero bella y plausible.

Un José atormentado por haber salvado sólo a su hijo Jesús, y por no haber hecho nada por salvar a los inocentes de Belén de la envidia de Herodes.

Un José que va en busca de su vecino y amigo Ananías que se ha echado al monte para guerrear contra las legiones del imperialismo romano.

Un José que en su búsqueda y por un malentendido muere crucificado en Séforis.

“El carpintero llamado José, hijo de Helí, era un hombre joven, en la flor de la vida, acababa de cumplir treinta y tres años”.