BIENVENIDO, SR. OBISPO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.

 

 

Los médicos para impresionar a sus asustados clientes exhiben en la sala de espera sus títulos, juventud invertida en las minas del saber, y sus diplomas de Congresos y cursillos de formación permanente.

¿Tiene nuestro nuevo Obispo muchos títulos que exhibir?

Yo, la verdad, no le he echado en falta y mis feligreses que corren en otro estadio tampoco.

Don David con su amabilidad y su dedicación llenaba bien los zapatos de cualquier Obispo.

Don Gerardo, nuestro nuevo Obispo, con o sin títulos, "la ciencia hincha, el amor edifica", sólo necesita uno, el más auténtico, el más en el dial del Espíritu, el de pastor de sol a sol.

Pastor más de la oveja perdida que de las noventa y nueve que, por edad o convicción, ya no buscan otros pastos.

Soria, diócesis diezmada por la emigración, desparramada por pueblos que se mueren, conservadora de tradiciones, "usos y costumbres", pobre en recursos y en proyectos y envejecida en su clero y en sus fieles, se prepara a dar la Bienvenida a su Pastor.

Ahora que tenemos el Numancia en Primera, queremos un Obispo de Primera.

Es verdad que el perfil de un Obispo según el Espíritu Santo, éste escudriña el corazón, no siempre coincide con el del Vaticano que investiga no sólo la cabeza sino también la vida sexual de los candidatos. Son tiempos en los que hay que tocar todas las teclas.

Los Obispos de Benedicto XVI son una cosecha de hombres obedientes, conservadores y guardianes de la ley y las tradiciones. No causan ningún oleaje. Ya quedan pocos capaces de generar titulares incendiarios.

El Arzobispo Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, encorajinó a sus colegas al afirmar que el celibato sacerdotal tiene que dejar de ser tabú y ser discutido abiertamente. El 94% de los alemanes está en contra de su obligatoriedad.

El Cardenal Christoff Schönborn de Viena ha dicho que es esencial "ampliar la perspectiva" del trato de la Iglesia a los divorciados y, en ciertos casos, permitirles recibir los sacramentos.

Al Obispo auxiliar de Sydney, G. Robinson, autor del bestseller "Confrontando el Poder y el Sexo en la Iglesia" de gira por Estados Unidos, el Cardenal de Los Ángeles le ha prohibido hablar en su diócesis.

No vamos a pedirle a nuestro Obispo, aún en el kilómetro 0, que se queme con tantas patatas calientes como hay en las cocinas de la Iglesia.

Una pena que sea el tiempo, no la valentía del Espíritu, el que tenga que decir la última palabra.

En una diócesis pequeña, la agenda doméstica, ni excitante ni febril, se nutre de rumores y de gentes que quieren calentar la oreja del Obispo.

¿Cómo escapar de los "dinosaurios eclesiásticos", y escalar la cima de la montaña?

Nuestra diócesis tiene que ofrecer una cultura visible de acogida calurosa a los inmigrantes. Acogerlos como son y donde están. Los hispanos son católicos pero la sobriedad y frialdad de nuestras celebraciones les resulta poco atractiva y llenan otras iglesias. Todo un reto episcopal.

A los domingos 0,0 hay que bautizarlos con una chorretada de buen licor.

Los católicos sorianos quieren cumplir, no quieren celebrar.

Quieren brevedad, no tienen hambre de la Palabra.

Quieren hacer sus devociones, no han experimentado la densidad de la comunidad y de la gran devoción. Las misas se multiplican para el consumo rápido.

Revitalizar el domingo, reto episcopal, para ofrecer descanso al cuerpo y alegría y vida al espíritu en una liturgia creadora y transformadora.

Espero que la voz del nuevo pastor alegre el corazón de los que estamos dentro e invite a entrar a los que están fuera.

Don Gerardo, Bienvenido a Soria.