Se Conmueven los Cimientos del Vaticano
Operación, Acabar con Francisco

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Las amenazas del huracán Florence, verdadera Bestia surgida del mar, han provocado este fin de semana, septiembre 14-16, un éxodo sin precedentes. Cerca de dos millones de personas han dejado su ciudad, su casa y sus negocios y así creen, credulidad ilusoria, que han escapado de sus garras.

Florence, Bestia apocalíptica, ha marcado a estas gentes de las Carolinas con el número simbólico del miedo para siempre.

Confieso que el Libro del Apocalipsis, el libro menos cristiano del Nuevo Testamento, perdón por la leve acusación, es un arsenal de armas de acción retardada al que se acude para dar razón, más literaria que fundamentada, de las grandes catástrofes naturales o espirituales.

Acabamos de celebrar los 500 años de la Reforma Protestante. Lutero, ese monje conservador y angustiado por su salvación, hizo temblar los cimientos del Vaticano invocando los siete truenos del Apocalipsis, y señalando a Roma como ¨la gran prostituta y la madre de todas las abominaciones de la tierra¨. León X, protegido por las tropas imperiales, siguió en su trono repartiendo, pero no gratis, bendiciones e indulgencias.

Lutero, esclavo de la Palabra de Dios, se sublevó frente a las normas y preceptos humanos que cosifican la religión que no santifica y no salva. Lutero creó un segundo cisma, cicatriz que sigue afeando a la Iglesia de Jesús.

Hoy, el dragón rojo, la serpiente antigua, con disfraz clerical se desliza sigilosamente por los pasillos y oficinas vaticanas e intenta desencadenar “una guerra civil” entre conservadores y Francisco y sus seguidores “progres, herejes y apóstatas”.

De las indulgencias y las monedas liberadoras de un purgatorio dantesco hemos desembocado en las aguas siempre calientes y turbulentas del sexo. No el sexo, maravilloso invento de Dios, sí el sexo pervertido y globalizado.

Carlo Maria Viganó y su ejército de curas, obispos y cardenales conservadores están usando la escandalera del sexo, de la pedofilia, como arma arrojadiza para acabar con Francisco, para sembrar la semilla del diablo, para dividir a la Iglesia en dos bandos y “reunirlos en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”

El pecado está ahí, abundante, reluciente, tanta claridad ofusca, predicado desde todas las azoteas del mundo, la gente irrumpe en exclamaciones.

En estos tiempos de la revolución sexual: cohabitacion, relaciones prematrimoniales, divorcio, matrimonios gay, pornografía...todo, todo está permitido, todo menos el sexo impuesto, forzado, violentado, abusado y hay uno que no tiene perdón ni en el confesionario, el abuso de menores.

Juan Pablo II, amigo de Maciel, nunca prestó atención a este pecado, a pesar de que conocía su existencia y a los pecadores. “El santo subito” ha sido una precipitación desafortunada. La santidad vía exprés de los hombres no es creíble, no sirve de nada, y en esta caso, debería anularse.

Benedicto XVI, scholar pusilánime, se dejó aplastar por el gay lobby, hizo mutis por el foro y dejó el gran lío a Francisco. Si hablamos de encubridores habría que empezar por la cabeza, por los Papas.

Operación, acabar con Francisco.

La Iglesia conservadora, la que maldice el Concilio Vaticano II, no es un grupúsculo marginal, son legión y sus webs, nada amables, escupen puro veneno contra el anti-Ratzinger, Bergoglio, “este delincuente, monstruo pomposo y arrogante que oculta la corrupción y la basura de los Obispos”, que ha creado gran confusión en la doctrina de la Iglesia y “ha elevado la tensión dentro de la Iglesia a niveles no alcanzados desde la Reforma Protestante y la Revolución francesa”. “Sodom is Rome”.

El editorial de Rorate Coeli, rotundo y contundente, dice: Francis Must Go. Francisco Debe Irse.

Y pensar que lo que más me gusta de Francisco es esta revolución inacabada , no lo entiendo, esto es lo que menos gusta y más critican los movimientos conservadores y preconciliares.

Los que calificaron desde el primer día a Francisco de -Horror- piensan que no da la talla, no es un scholar, no es un teólogo profesional y hasta desprecia a los que trafican con ideas teológicas, modas que desfilan por la pasarela de las aulas, se almacenan y se olvidan. Sólo la Biblia, verdadera y eterna, permanece para siempre.

La Gregoriana, Wittemberg, Louvain, Oxford, Harvard, Salamanca...la misma berrea teológica, juego de palabras exóticas e impronunciables, pero poco sabias. Mucha berrea teológica y nula fecundidad. La universidad, bosque donde berrean unos ciervos machos que meten mucho ruido y emiten poco semen. La berrea de Francisco es la del Espíritu Santo.

Francisco asusta a los conservadores porque dialoga con los Protestantes y con los no-católicos y hasta se ha declarado el abanderado del cambio climático. Crear cercanía y fraternidad es más evangélico que excomulgar. La Iglesia ya no excomulga, abraza y da la bienvenida a sus hijos pródigos.

Una de las definiciones más hermosas de Jesús, según los evangelios, es que es el “amigo de los pecadores”. “No he venido a buscar a los buenos sin a los pecadores”. Francisco es el Papa de las periferias, el status quo es propiedad de los conservadores.

Se acercó, leo en Rorate Coeli, un joven a confesarse y el cura le dijo: llevo años confesando en este confesionario y es la primera vez que te veo. Padre, le dijo el joven, yo voy a misa todos los domingos al santuario X, a la misa tridentina, razón por la que usted no me conoce.

Hijo mío, sigue así, ve allí, porque de allí, no de aquí, nos va a venir la salvación.

Este es el Credo de los conservadores.

Ayer, el Papa era el Vicario de Cristo, el divinizado, el infalible, el intocable, el venerado, el obedecido, el más santo, el más sabio, el punto final de todo diálogo...La salvación venía de Roma.

Hoy, el Papa Francisco tiene que beber el cáliz de ser un mero hombre, criticado e insultado, calificado de hereje, son muchos los que piden su cabeza y la quieren ya, servida en bandeja de plata. La salvación viene de la Iglesia preconciliar.

La Iglesia, en su dimensión humana, ha sido siempre un desastre.

Pensábamos que Francisco, nuevo Trump o el anti-Trump, haría verdad su lema: Make the Church Great Again.

Jesús no tiene un plan B, el pueblo de Dios entero y verdadero, a trancas y barrancas, tendrá que hacer a la Iglesia Grande de nuevo.