NINGUNA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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¿Es usted católico, luterano, baptista, judío? ¿Está usted afiliado a alguna denominación religiosa?


El mercado religioso español es tan limitado, tan monocolor, que la posible pregunta necesita pocos ítems. Más de uno dirá: yo estudié en los escolapios, en los franciscanos, en los jesuitas…respuesta salomónica que no significa nada.


Los americanos acaban de descubrir que los Protestantes, paraguas que cobijaba a la población del país, hoy, han dejado de ser la mayoría. Están por debajo del 50%.


En este país multiétnico y multirreligioso, templos de todas las religiones existentes jalonan sus calles, pero el 32% de las personas entre 18-32 años no son miembros de ninguna. Menos religiosos que sus padres, viven felices sin afiliarse a ninguna. 46 millones de americanos no son miembros de ninguna religión.


A la pregunta ¿es usted católico…?- Ninguna- es la respuesta. Se les conoce como los “nones” y su número crece y alarma y la noticia, en el país más religioso del mundo, merece reflexiones y comentarios de todo tipo.


Estos hombres libres, sin etiquetas religiosas, sin traje de domingo que ponerse, confiesan que no son enemigos de la religión y hasta creen en un ser superior.


Tienen contra la religión organizada su obsesión por el cumplimiento de normas, su amor al dinero y al poder y su invasión del mundo de la política.


La mayoría de estos “nones” han crecido en familias religiosas, son blancos, demócratas y votantes de Obama.


“Si tengo hijos, comenta un joven, les enseñaré que la religión y la espiritualidad son importantes. Lo que importa menos es afiliarse y asistir los domingos”.


Los católicos hemos estrenado el Año de la Fe, revival para cargar las pilas muertas, tiempo para despertar a los dormidos y dar sentido al sinsentido de la vida.


Algunos esperan conseguir grandes resultados como si el Año de la Fe fuera un eslogan publicitario capaz de despertar al gigante dormido de la increencia.


En España este gigante más que dormido está anestesiado, está muerto y la tragedia del cristianismo europeo y español en concreto es que lo hemos matado nosotros, el clero.


En Francia, la descristianización es brutal. Los católicos de menos de 35 años desde el inicio del concilio a hoy han bajado de un 38 % de asistencia a un pobre 7%. ¿Subirá o bajará después del Año de la Fe?


Todo el mundo echa balones fuera, empezando por el Papa, la culpa la tiene el tsunami de la secularización, la cultura del relativismo, el fenómeno migratorio, los media, la economía y la investigación científica y tecnológica y todos los ismos, inventados y por inventar, que la Iglesia condena siempre. Escenarios descritos con detalle en los documentos vaticanos.


Los factores externos, las turbulencias que agitan el planeta, están ahí, pero no son las únicas culpables de esta gran marea antirreligiosa. Occidente se descristianiza y el Año de la Fe no lo va a conmover. Los que responden- ninguna- son inamovibles, se divorciaron de la fe para siempre.


Juan XXIII, hombre de Iglesia y hombre con mucho mundo, capellán del ejército, embajador en Turquía y nuncio en París, sabía lo que en esos ambientes se decía de la Iglesia y siendo Papa convocó un concilio para abrir las ventanas, la Iglesia necesitaba ventilación, olía a encerrado y a muerto. Un concilio que no condenó ninguna herejía y nos legó hermosos documentos y cambió hasta el lenguaje. Olvidamos el latín y nos enseñó a comunicamos con la lengua de los vivos.


Benedicto XVI, hombre de Iglesia, secuestrado en el escritorio, quiere cerrar las ventanas, hacer una Iglesia para los buenos y que sólo huela a incienso.


Los enemigos de la Iglesia están ahí afuera pero están también dentro y éstos son más dañinos y más perversos que los de fuera y de estos el documento romano ni mención.


El mayordomo lo hizo, sí, porque estaba dentro, cerca del poder y de los poderosos y como cualquier espectador aterrorizad dio un grito y estalló para bien de todos la bolsa de pus, el vatileaks.


La Iglesia, casta meretriz, fornica metafórica y literalmente, no necesita ganar ni regalarnos indulgencias plenarias que hasta se pueden transferir a los difuntos, lo que necesita es el atrevimiento de despojarse de la púrpura del lujo y del poder y encarnar la sencillez del evangelio.


La Iglesia no necesita consumidores de ritos sino creadores de comunión y comunidad.

Necesita aprender que los hombres de hoy, los que responden –ninguna- no se relacionan y se manejan desde arriba. La autoridad de las mitras está en las horas bajas.


Los “nones”, los –ninguna- se relacionan horizontalmente y sus armas son: facebook, wasap, twitter…un mundo nuevo.


La Iglesia necesita desclerizarse. Seguimos sin aggiornamento, seguimos pensando en curas y monjas cuando pronunciamos la palabra Iglesia y los protagonistas tienen que ser los fieles y especialmente las mujeres, que orilladas como el ciego al borde del camino, gritan ser incluidas en todas las facetas de la vida eclesial.


-Ninguna-. ¿Cuántos desenganchado y no afiliados en este país?


Aquí sólo se cuentan, hasta con decimales, los espectadores de los partidos de fútbol.