Navidad a la Carta

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Hoy, todos, ricos y pobres, tenemos derecho a todo, pero los ricos comen caviar, el del esturión, y los pobres comen el caviar de los pobres, el de las lentejas, los ricos comen angulas y los pobres comen gulas... para eso se han multiplicado los seudoproductos para soñar la igualdad.

Hoy, todos tenemos derecho a la fiesta incluida la Fiesta de la Navidad, pero una Navidad light, con edulcorante y con mucha anestesia. La Navidad ese producto universal, low fat, apto para todos, se puede consumir preferentemente sin Fe, la mucha o la poca Fe adultera el producto.

Navidad, ¿con memoria o sin memoria?

La Memoria ha sido secuestrada por la tecnología, nadie pagará un rescate para liberarla y devolverla al país de los vivientes. Nadie llora su ausencia. Todos elogian su desaparición.

El mundo de los negocios maldice el outsourcing porque los puestos de trabajo emigran al tercer mundo y los dineros se almacenan en los tax havens. Los políticos se lamentan mientras redactan el Bring Jobs Home Act.

La Memoria ha sufrido también su outsourcing. Encarcelada en Wikipedia, ¿quién la necesita?

Google y esos gadgets cada día más numerosos, más sofisticados y más capaces almacenan todo el pasado, su Memoria recoge todos los excrementos producidos por la mente humana, y hasta presumen de tamaño y de predecir el futuro.

La sociedad neopagana en la que vivimos, maravilloso presente, carpe diem dionisíaco, ni hace memoria ni la necesita. La Navidad, como todos los grandes acontecimientos de la humanidad, descansa en su cárcel sin muros, virtual, tan virtual que se hace evanescente.

La Navidad Navidad se asoma de puntillas en los templos en los que lucen más los decorados, las poinsettias rojas y las luces que el silencio y el asombro ante el Misterio Misterio. La Misa de Gallo, Midnight Mass, esa cosa tan anticuada ya no se lleva, ya nadie saca entrada, es muy tarde para los seniors, esos maravillosos y fieles espectadores que Dios bendiga y premie.

No hay Navidad, pero sí hay navidad, las luces de la ciudad así lo cuentan, los Villancicos Tradicionales también lo cantan y se envían christmas con textos tomados prestados de Wikipedia, la originalidad se la otorgamos a Google, los hombres se contentan con cumplir el rito superficial de enviarlos en sobres de colores, pero las nuevas generaciones religiosamente desencantadas y culturalmente enfangadas en las nuevas armas de distracción masiva, “la cizaña quiere llamarse trigo”, ya ni siquiera toman el nombre de Dios en vano, no sólo saben que no existe sino que hacen apología de su no-existencia.

La navidad sin Fe tiene sus efectos secundarios: gastos exagerados, cenas y tregua de hostilidades con los compañeros de trabajo, saludos a los enemigos y abrazos a los amigos, se felicitan unas fiestas sin memoria y sin protagonista. Todo muy aséptico para evitar contagios.

La Cena familiar, todo paz y amor, sin política y sin futból, es un celestial efecto secundario de la Navidad.

Yo me apunto a la Navidad con Fe, con Misa de Gallo, con asombro, mar de silencio en la Noche, “mi hora más silenciosa” en la que Dios me cuenta todo, lo viejo y lo nuevo, su Historia y mi historia, no es hora de anhelar nada sino de dejarse llenar por el TODO. Amén