El Club de los Hombres Perfectos

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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“Tomar la religión con seriedad es compatible con estar en contra de la religión en todas sus formas actuales” afirma Soren Kierkegaard. Celebramos este año el 200 aniversario del nacimiento de este filósofo, padre del existencialismo, gran pensador y teólogo danés. Cuentan que estando para morir le ofrecieron recibir la comunión y se negó a recibirla a no ser que se la llevara, cosa impensable en aquel tiempo, una mujer.

Tengo la impresión de que en este país nadie se toma en serio la religión y nadie se molesta en estar en contra, la indiferencia es la medicina más eficaz.

La religión, durante tantos años, cosida a todas las instituciones, los curas con sus dogmas y su letanía de pecados mortales lo envolvían todo, han terminado produciendo un desinterés general.

La religión, bien entendida, nada tiene que ver con catecismos y recetas para la salvación. Estos días hasta los ateos agradecen al Papa Francisco su preocupación y su enseñanza. Según Francisco hay salvación para todos si viven vidas virtuosas. ¿Se habrá vuelto hereje este Francisco? Les ofrece una salvación innecesaria porque los ateos ni la esperan ni creen en ella.

Las religiones, para bien o para mal, están ahí, forman parte del ser humano, son herencia irrenunciable.

Un libro que siempre tengo a mano es When Jesus came to Harvard, -Cuando Jesús vino a Harvard-. Harvey Cox, autor de La Ciudad Secular, ha impartido un curso sobre las enseñanzas de Jesús a los alumnos budistas, cristianos, ateos, e indiferentes de esta prestigiosa universidad no para catequizarlos ni para convertirlos a una marca religiosa sino para ayudarles a tomar decisiones morales en su vida.

La Universidad de Yale me ofrece on line unas lecciones magistrales sobre la Biblia Hebrea, enseñanzas que no recibí en el seminario y que ahora reciben unos universitarios ávidos de saber.

El periódico The Guardian, poco amigo de la religión, tiene una sección muy sabia titulada How to believe, Cómo creer. Fuentes en las que bebo para ponerme al día.

Las masas de hoy, probablemente de todos los tiempos, con los alimentos terrestres y cerradas al horizonte de la trascendencia, se sienten felices en su finitud.

Son muchas las generaciones que han crecido con el catecismo en la cabeza pero no en el corazón y, perdida la memoria, han perdido lo que nunca tuvieron, la religión que creían tener.

Al hacer el expediente matrimonial pregunto a los novios y a los testigos por su religión. Todos contestan: católicos. ¿Muy, bastante, poco o nada católicos? Es la siguiente pregunta. Normal es su respuesta. Incluidos los que se han educado en colegios de curas, normal significa asistir al funeral de la suegra y a la primera comunión de los sobrinos. Feliz normalidad y monumental fracaso de la asignatura de religión.

Los obispos buscan atajos en la transmisión de la fe y creen que la enseñanza de la religión católica en las aulas equivale a evangelizar. Los hechos, las estadísticas y la experiencia de cada día demuestran lo contrario. Los alumnos de los colegios de curas de ayer y los de hoy son tan ateos como los de la escuela pública. Hoy, en estos centros concertados, ya no hay curas ni monjas. Hay profesores que no pisan las iglesias, los hay ateos, casados por lo civil, divorciados, otros cohabitan y algunos viven en matrimonios gay. Pocos son los que practican la religión.

La asignatura de religión es, en muchos centros, un insulto a la verdadera Religión y a la fe. La asignatura de religión en las aulas no soluciona el problema serio de la increencia de este país. No merece la pena hacer una guerra por algo que se ha demostrado que es inútil.

Necesitamos una Ley de Educación que sea tan duradera como los diez mandamientos para que el Templo escolar sea de verdad Templo de la búsqueda del saber, de todos los saberes, incluido el saber de los tres estadios de Kierkegaarg. el estético, el ético y el religioso. El hecho religioso en sus múltiples formas caleidoscópicas pide un tiempo y un espacio en el Templo del saber, en la escuela.