EL CÁLIZ LUNAR

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Leía hace unos pocos días un artículo en el periódico inglés The Guardian sobre las razones por las que la NASA silenció la primera y la única comunión celebrada en el espacio.


Yo conocía el hecho y lo he predicado varias veces en el sermón de Jueves Santo, día de la Primera Comunión de los apóstoles, día del primer cáliz, -santo Grial siempre buscado y nunca encontrado.


Historia que sorprende a los feligreses por su novedad y su imaginación cósmica.


Lo que yo no sabía eran las razones por las que la NASA quiso que la noticia no tuviera publicidad y permaneciera en el silencio.


El 20 de julio 1969 Neil Armstrong y Edwin Aldrin conquistaba una de las cimas del espacio, llegaban a la luna.


Antes de que nuestros héroes salieran de la cápsula espacial y pisaran el suelo lunar, Aldrin sacó un trozo de pan y una botellita de plástico con vino, las especies consagradas en la Iglesia Presbiteriana a la que Aldrin pertenece. Éste escanció el vino en un cáliz y comulgó. Fue la Primea Comunión en el espacio.


Aldrin, antes de comulgar, comunicó a la NASA: “Deseo pedir un momento de silencio e invitar a todas las personas que nos escuchan, estén donde estén, sean quienes sean, que hagan una pausa y contemplen los acontecimientos de estas últimas horas y den gracias cada uno a su manera”.


Armstrong, deísta o luterano, observó a su compañero en un respetuoso silencio y no hizo comentario alguno.


Lo que yo no sabía era que Madalym Murray O’Hair, según The Guardian- fue la causante de este silencio espacial.


Madalyn Murray O’Hair, la primera atea de América, la mujer que se atrevió a sacar del armario el ateísmo y airearlo en un país en el que los ateos eran más invisibles que los negros, la mujer que consiguió que se prohibiera rezar y leer la Biblia en las escuelas públicas, esta mujer metió el miedo en el cuerpo a la NASA y eliminó sus piadosidades religiosas en el espacio.


Después que la tripulación del Apollo 8 leyera el relato de la creación del libro del Génesis, O’Hair llevó a los tribunales a la NASA por violar la separación de la religión y el estado.


La NASA pidió a Aldrin que comulgara y que sus comentarios fueran tan asépticos que no ofendieran a nadie ni siquiera a la señora O’Hair. El texto bíblico que acompañó la Primera Comunión tomado del evangelio de Juan no fue retransmitido.


La Iglesia Presbiteriana de Aldrin celebra todos los años el Domingo de la Comunión en la Luna. El cáliz lunar, me imagino yo, sale ese domingo de su relicario de plata, mejor guardado y más auténtico que la imaginaria reliquia de San Saturio, y los feligreses se sueñan en la luna y beben el vino consagrado en la tierra de los hombres en el cáliz lunar.


Yo no he besado nunca la más que dudosa reliquia de San Saturio, pero no me importaría celebrar una misa con el cáliz lunar que es auténtico, que estuvo en la luna y que lo usó Aldrin, héroe del espacio y creyente sin complejos.

La NASA ya ha archivado la Biblia, ya no más comuniones lunares o marcianas, O’Hair desde su tumba ha tumbado los sueños creacionistas de los fundamentalistas del Bible Belt y ahora el Curiosity se mueve al ritmo de la música de Will.i.am y tatarea la canción Reach for the Stars.


“Voy a alcanzar las estrellas aunque parezcan estar muy lejos”.