HOMILÍA DOMINICAL - CICLO C

  Primer Domingo de CUARESMA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio ...

   

 

 Escritura:

Deuteronomio 26, 4-10; Romanos 10, 8-13;
Lucas 4, 1-13

EVANGELIO

En aquel tiempo Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan". Jesús le contestó:"Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre". Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: "Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo". Jesús le contestó: "Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto".

Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: "Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles que cuiden de ¨Tí", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras". Jesús le contestó: "Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".

Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

 

HOMILÍA 1

Cuando emprendemos un viaje a un lugar desconocido primero nos informamos y consultamos el mapa de carreteras. El mapa nos indica las rutas, las salidas, los moteles para pasar la noche, las distancias…

El mapa es necesario para viajar. Pero más necesario aún es saber a donde se va.

Aquí estamos los cristianos del Pilar comenzando nuestro viaje cuaresmal.

¿Sabemos en qué ruta estamos? ¿Sabemos a dónde vamos?

Vamos a mirar juntos el mapa de nuestro viaje y juntos vamos a recorrer el camino.

Algo que no está señalado en el mapa de carreteras es el lugar llamado tentación, cansancio, abandono, tiro la toalla, me rindo, no puedo más, qué duro, cambio de sentido. Y esto es también parte del viaje.

Nosotros hemos probado casi todo en este viaje de la vida:

  • hemos comido la manzana de la desobediencia como Eva;

  • nos hemos emborrachado como Noé;

  • hemos bailado alrededor del becerro de oro como el pueblo de Israel;

  • hemos blasfemado como el pueblo de Dios en Masá;

  • hemos cometido adulterio como el rey David;

  • hemos sido mordidos por las serpientes en el desierto;

  • hemos escondido nuestra identidad de hijos de Dios…

Este viaje cuaresmal es el de la vuelta a la casa del Padre por la ruta Jesús, Jesús es la autopista que nos lleva a la casa de Dios.

Jesús también consultó un mapa para conocer la voluntad de Dios, para hacer el camino de Dios.

¿Saben qué mapa consultó Jesús?

"Jesús lleno del Espíritu Santo fue conducido por el Espíritu al desierto durante cuarenta días y allí fue tentado por el diablo".

Cristiano es, quien como Jesús, consulta el mapa del Espíritu, se deja guiar por el Espíritu, escucha el Espíritu Santo, se purifica con el fuego del Espíritu Santo y vence el cansancio del camino con su fuerza y nunca apaga el Espíritu Santo.

Hermanos, fijemos los ojos en Jesús, plenamente humano, sufriendo los ataques del demonio, experimentando la tentación en su viaje hacia el Padre como cualquiera de nosotros.

El demonio, disfrazado de consejero y amigo, le dice a Jesús: "Si eres el hijo de Dios, convierte estas piedras en pan".

"No sólo de pan vive el hombre".

Jesús, como nosotros sufre la tiranía del cuerpo, de sus necesidades y urgencias.

Jesús sufre el hambre, el cansancio, la desilusión, el abandono, la enemistad, las limitaciones del cuerpo, del tiempo y del lugar. Son muchas las personas que viven sólo para satisfacer al dictador cuerpo.

Jesús con su no al diablo, con su respuesta: "No sólo de pan vive el hombre" nos está diciendo a todos:

  • no vivas sólo de pan;

  • no reduzcas tu vida a tus instintos básicos;

  • no des culto al cuerpo. Es hermoso, cuídalo, es mi obra, pero busca otros valores, otros alimentos, otros productos de belleza para adornarlo: la palabra de Dios, la bondad, la oración, el ayuno, la limosna y la belleza del Espíritu.

De la tentación del cuerpo, la más inmediata, la más fácil de caer, el demonio le ofrece el poder, todos los reinos:

"Todo esto te daré si postrándote ante mi, me adoras".

Jesús no necesita el poder, no quiere ser un jefe humano, para llevar a cabo su misión. Su misión es un acto de culto a Dios.

Jesús vino a enseñarnos que sólo hay un Dios al que adorar y servir.

Jesús nos enseña a dejar a un lado los falsos dioses que ocupan nuestro corazón y a hacer el camino cuaresmal sólo con Dios.

Y como signo de que confiamos en Dios vamos a tirar en esta cuaresma todos los amuletos y signos de magia y superstición que tenemos. Sólo Dios salva. Confía en Él.

Tú te cansas pero el diablo no descansa. El diablo llevó a Jesús al pináculo del templo de Jerusalén, algo así como al Empire State Building, y le dijo: "Si eres el hijo de Dios, tírate"…

"No tentarás al Señor tu Dios".

El diablo se asemeja al manager de un circo. Vamos a dejar a la gente con la boca abierta. Un número más difícil. Tírate sin paracaídas porque Dios hace milagros.

Dios no es un mago.

Dios no hace milagros para la galería.

Dios no tiene una agencia de envío de valores y de milagros en la Calle Frentes 2, A.

Dios no es un showman del Canal 4.

Hermanos, Dios actúa. Dios hace milagros. Dios sabe lo que necesitas. Déjale actuar, déjale ser Dios y Señor.

No le tientes con tus impertinencias.

Deja que Dios te pruebe en este viaje cuaresmal.

Cuando no sepas donde estás, ¿qué mapa vas a consultar?

Cuando estés tentado, ¿a qué diosecillo vas a invocar?

Cuando te olvides de adonde vas, ¿a quién vas a preguntar?

Dejémonos conducir por el Espíritu Santo.

En este viaje cuaresmal nuestro destino es Dios, nuestra autopista es Jesús y nuestro mapa es el Espíritu Santo.

 

HOMILÍA 2

 

NO
“Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión”-

 

“Despechado contra la Mujer, se fue a luchar contra el resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en el testimonio de Jesús. Ap 12,17
Lead me not into temptation, I can find it all by myself. Canción Country. (No me guíes a la tentación, Yo solito la puedo encontrar.)

 

El domingo pasado proclamábamos el evangelio de la Pesca Milagrosa y el eslogan de Jesús era: Mar adentro. Aguas profundas. Y Pedro cayó en la red de Jesús.

 

Hoy, primer domingo de Cuaresma, hemos proclamado el evangelio de las tentaciones. “El Espíritu llevó a Jesús al desierto y durante cuarenta días fue tentado por el diablo”.

 

El demonio es también pescador, nos ofrece su cebo, echas sus redes y las llena con miles y miles de peces.

 

Desde el primer Adán todos le hemos dicho sí alguna vez y nos ha cazado con sus redes.

 

Sólo Jesús, el nuevo Adán, le dijo NO. La primera palabra que Jesús dijo después de su bautismo en el Jordán fue un No al tentador y a sus tentaciones. NO al pan, NO a los reinos de este mundo y NO a cientos de guardaespaldas angélicos. Con la fuerza de Dios y del Espíritu NO cayó en las redes diabólicas del seductor de este mundo. Siempre hay uno que salva a los demás y es ejemplo para todos.

 

Nosotros no vamos a sufrir las tentaciones de Jesús: “Si eres el Hijo de Dios”…

 

Si tenemos que sufrir las tentaciones de Adán y Eva, las tentaciones de todos los mortales.

 

En una encuesta reciente, manía de medirlo todo, lo divino y lo humano, se dice que las tentaciones y los tres pecados favoritos de los americanos, me imagino que también de los españoles, son: procastination –dejar las cosas para más tarde, pagar las deudas más tarde…pecado que afecta al 60% de los encuestados; el segundo es el overeating, -exceso en el comer, afecta al 55% y el tercero es spending too much time on media,-exceso de tiempo con los medios de comunicación, afecta al 41%.

 

La tentación se ha hecho virtual. Los pecados clásicos del sexo, sólo un 9%,y el alcohol y las drogas afecta a un 11%. Un dato muy importante de la encuesta es que el 59% de las personas no hacen nada para evitar las tentaciones, se dejan seducir y no pasa nada.

 

Lo más trágico de todo es que nuestra sociedad no habla del pecado porque ya nadie sabe lo que es pecado o nada es ya pecado.

 

Los deseos desordenados, las tentaciones, nos esclavizan. Los pecados no nos dan nada, no nos dan una pizca de bondad, de libertad, de alegría o de amor.

 

Alguien dijo, tal vez Lutero, que no podemos evitar que los pájaros vuelen por encima de nuestras cabezas, pero sí podemos y debemos evitar que hagan su nido en el pelo de nuestras cabezas.

 

Vivir es ser probado, ser tentado. Los soldados en sus cuarteles están muy elegantes en sus uniformes. La valentía o cobardía la demuestran frente al enemigo. 

 

El cristiano en la iglesia parece piadoso y pone cara de santo. Su valentía y su fe, su convicción y su fortaleza la demuestran ante el tentador y sus tentaciones.

 

Dios no nos tienta pero sí está con nosotros en la tentación. Tenemos la Biblia pero no basta citarla, hay que vivirla. El diablo también conoce y cita la Biblia en el evangelio pero él no la vive.

 

Esta Cuaresma 2013 dejemos que el Espíritu nos lleve al desierto como llevó a Jesús. El desierto es el Gran Vacío. Como si estuviéramos de mudanzas, vivamos el vacío del desprendimiento. 

 

Vacío: menos televisión, menos compras, menos críticas, menos palabrotas, menos móvil y más aceptación del sufrimiento y de las privaciones que la vida, la edad, la economía nos imponen. No pidamos anestesia. Vivamos con alegría y con paz la soledad, la debilidad física, la enfermedad, la pobreza.

 

La tentación es el analgésico para matar el aburrimiento, la sequía espiritual, la falta de entusiasmo vital y la falta de fe.

 

La conversión, es verdad, comienza siempre en el corazón de cada persona, pero las instituciones, se llamen civiles o religión necesitan también una urgente conversión.

 

Vivimos bajo el signo de la corrupción, de la avaricia, del robo de los bienes que son de todos y para todos, pecados que claman al cielo y que hay que denunciar a los cuatro vientos.

 

Henri Nouwen nos recuerda que “una de las grandes ironías de la historia del cristianismo es que sus líderes constantemente han caído en la tentación del poder –poder político, poder militar y poder moral y espiritual. Poder que se ofrece como fácil substituto en lugar del difícil amor. Es más fácil ser Dios que amar a Dios, es más fácil controlar a la gente que amar a la gente, es más fácil poseer la vida que amar la vida”.

 

Hacer alarde de nuestra identidad o de nuestra valía sólo a través del poder o de la gloria no es un triunfo sino una idolatría, una tentación diabólica que la Iglesia debe evitar.

 

HOMILÍA 3

Todas las noches un fraile hacía su examen de conciencia antes de acostarse, evaluaba su día, pedía perdón a Dios por los pecados cometidos y se prometía a si mismo: Eso no lo haré mañana. Tenía que recordar que eso mismo había dicho la noche anterior y se decía: Ayer no dije la verdad, hoy, sí que lo digo de verdad.

El buen fraile decía: Como la mujer que ha experimentado los dolores de parto y jura que no dormirá más con su marido, pronto olvida el juramento y vuelve, así también nosotros prometemos no pecar más y seguimos pecando y Tú, Dios mío, sigues perdonando. Tu oficio principal es perdonar.

El evangelio de este domingo, Primer Domingo de Cuaresma, nos narra un año más la experiencia que vivió Jesús al final de los cuarenta días de ejercicios espirituales en el desierto. La experiencia de la tentación, de la prueba y decimos: Prueba superada. Y hemos comprobado que Jesús conocía muy bien la Biblia. Jesús supera cada una de las tentaciones con una cita de la Biblia y algo más.

Nosotros, los humanos, no podemos vencer las tentaciones y superar las pruebas de cada día con una cita de la Biblia, aunque si la conociéramos un poco mejor podría servirnos de libro de auto ayuda.

A Clinton, expresidente de Estados Unidos, le preguntaron una vez por qué había cometido ciertos pecados contra el sexto mandamiento y respondió con toda naturalidad: "Porque podía".

¿Por qué cae usted y por qué caigo yo en la tentación? No me diga eso que dice todo el mundo: the devil made me do it, el demonio me hizo hacerlo. Caemos porque podemos, porque, desde el día uno de la creación, somos libres de decir sí o no a tantas cosas, que una vez realizadas, o nos avergüenzan o nos honran.

Leyendo el libro titulado GUÍA DE PERPLEJOS de Maimónides me encontré con un capítulo sobre la verdadera sabiduría y perfección. Tres perfecciones que son tres tentaciones malvadas que sufrimos todos los hombres todos los días: la tentación del tener, la de la belleza física y corporal y la moral, la de sentirse tan bueno que desprecia a los demás y la perfección perfecta, la del buscador de Dios.

La primera perfección y la más vil, a cuyo logro dedican muchos hombres toda la vida , es la perfección de la propiedad: dinero, muebles, criados, tierras ... No hay aquí íntima unión entre la posesión y el poseedor. Si lo examina bien, hallará que se trata de bienes exteriores cuyas cualidades son enteramente independientes de su dueño.

El que cifra todos sus anhelos y afanes en poseer esta clase de perfección, anda detrás de cosas perecederas e imaginarias, que aunque le pertenecieran durante toda la vida, no le harían mejor ni más perfecto.

La segunda clase de perfección se refiere más directamente que la primera a la perfección del cuerpo del hombre: el equilibrio de la naturaleza, el orden y el vigor de los miembros. Tampoco esta clase de perfección debe constituir nuestra aspiración suprema; porque es un bien del cuerpo y el hombre no posee el cuerpo en cuanto hombre, sino en cuanto criatura viviente, compartiendo esta propiedad con los animales inferiores. Aunque una persona poseyera las mayores fuerzas no sería más poderosa que la mula... En cuanto al alma, ningún beneficio puede venirle de esta clase de perfección.

La tercera perfección atañe a la condición moral, que es el más alto y excelente grado de la naturaleza humana. La mayoría de los preceptos aspiran a producir esta perfección; pero todavía no es sino el ejercicio preparatorio para otra perfección de más altos quilates y no debe ser buscada por si misma. Porque todos los principios morales conciernen a la relación y trato del hombre con su vecino; los principios de la perfección moral nos han sido dados para beneficio de la humanidad. Imagina que una persona estuviese a solas, sin trato con ninguna otra, todos los principios morales serían innecesarios y no le añadirían ninguna perfección.

Estos principios adquieren valor y utilidad únicamente cuando el hombre se pone en contacto con sus semejantes.

La cuarta clase de perfección es la verdadera y propia del hombre: poseer y disfrutar las más altas facultades intelectivas y las nociones que nos llevan a tener ideas metafísicas ciertas acerca de Dios. Alcanzada esta perfección, el hombre ha alcanzado su objetivo final. Ella le da verdadera perfección del hombre; a él solo le pertenece; le otorga la inmortalidad, y es por razón de ella por lo que se le llama hombre.

Por tanto, tu aspiración debe encaminarse a obtener esta perfección que es exclusivamente tuya, en vez de afanarte y fatigarte por cosas que pertenecen a otro, descuidando y abandonando tu alma hasta que por completo pierde su pureza original, vencida y dominada por por los poderes corporales.

"Ser creado a imagen de Dios es haber nacido con hambre de Dios, un anhelo interior de intimidad con Aquel qu nos creó y nos sostiene en la vida".

Nosotros buscamos perfecciones efímeras porque sólo somos imagen de Dios, nosotros caemos en la tentación y no podemos superar las pruebas porque somos más polvo que espíritu, porque tenemos muchos dioses, pero Jesús, el enviado de Dios, sólo obedece a su Dios.