HOMILÍA DOMINICAL - CICLO C

  Decimocuarto DOMINGO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Isaías 66, 10-14; Gálatas 6, 14-18;
Lucas 10, 1-12.17-20

EVANGELIO

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir Él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. Poneos en camino. Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el Reino de Dios".

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios". Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para este pueblo".

Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre".

Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus, estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo".

 

HOMILÍA 1

Un acarreador de agua tenía dos grandes vasijas para llevar el agua a casa de su patrón.

Una vasija era perfecta y llegaba a casa llena de agua. La otra tenía algunas grietas y llegaba medio vacía. Ésta avergonzada le dijo un día a su patrón: "Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedo entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir".

El acarreador le dijo a la vasija agrietada: "Cuando regresemos a casa, quiero que mires las bellas flores que crecen a lo largo del camino". Así lo hizo. Vio las flores pero aún así se sintió apenada.

El aguador le dijo: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y sembré semillas de flores por donde tú ibas para que las regaras todos los días y así he podido recoger estas hermosas flores para la mesa de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

Jesús se dirige a Jerusalén donde la gloria y el fracaso, la vida y la muerte están en juego.

Lucas nos dice que Jesús envió por delante a setenta y dos mensajeros para que prepararan a los habitantes de las ciudades y pueblos por donde iba a pasar.

Setenta y dos no es un número matemático, simboliza que la misión es universal, simboliza a toda la iglesia y a todos los cristianos.

Todos, ustedes también, son enviados como embajadores de Cristo para preparar los corazones y así puedan dar la bienvenida a Jesús que quiere visitar nuestras calles y barrios.

Ustedes y yo, a pesar de nuestros fallos, somos hoy esos setenta y dos. Jesús cuenta con nosotros para llevar el agua de su amor a todos los hermanos.

Venimos a la fuente, a la iglesia, para llenar nuestro tanque con el entusiasmo y la fe, para recordarnos que la mies es mucha y los obreros pocos. Sería estupendo si además de ganarnos el pan de cada día honradamente fuéramos testigos de Jesucristo de palabra y de obra.

Me decía un feligrés que durante la semana solía compartir el evangelio y la homilía con los compañeros de trabajo. ¿A qué es bonito? El domingo llena el tanque y luego riega a los otros en el camino de la vida. Les invito a hacer lo mismo esta semana.

La misión es universal. Es mi misión, su misión, la de todos, "Jesús los envió de dos en dos".

Vemos a los hermanos de otras religiones ir de dos en dos ofreciendo una Biblia nueva, una iglesia nueva, una fe nueva.

Para nosotros "de dos en dos" significa más que una manera de hacer prosélitos o proclamar el mensaje.

Para nosotros "de dos en dos" significa que la fe tiene que ser vivida en comunión con los hermanos, que la fe, la eucaristía y la salvación no es un asunto privado sino que pertenece a toda la comunidad.

A veces oigo a la gente que dice: yo rezo, yo creo en Dios, incluso bailo para Dios…

El "yo" tiene que disminuir y el "nosotros" tiene que crecer, si queremos hacer el trabajo de Dios. Aquí, en la asamblea eucarística, brilla el nosotros ampliado y santificado por Jesús que nos reúne y nos envía a todos como obreros de su cosecha.

Jesús los envió y nos envía sin dinero, sin talega…

Y nos envía como corderos en medio de lobos para recordarnos que siempre necesitamos escuchar, mirar y seguir al pastor, a Jesús.

Para hacer el trabajo de Dios no necesitamos poder ni millones ni doctorados ni mucho equipaje… Para hacer el trabajo de Dios necesitamos el poder de Dios. Una profunda relación con el que nos envía es más importante que cualquier otra cosa. Los discípulos tienen que recordar que es Dios quien tiene que trabajar a través de nosotros. Nunca debemos caer en la tentación de creer que la misión y el éxito es nuestro. Todos somos pecadores, tarros agrietados y el agua de la salvación que llevamos es obra de Dios.

"Paz a esta casa" sea su saludo. Este fue el saludo de Jesús. Paz es plenitud, armonía, bienestar, amistad con Dios y con los hermanos. Paz es la gran bendición de Dios. Y la tenemos que llevar a todos y ser felices constructores de la paz.

Nosotros somos tinajas agrietadas y nos usa de diferentes maneras.

No deberíamos avergonzarnos de nosotros. No es cuestión de cuanto valemos o de cuán perfectos somos, es cuestión de disponibilidad.

La gente adquiere muchas habilidades. En el servicio de Dios hay una habilidad que es la más grande y necesaria de todas. La disponibilidad. Si no estamos disponibles para Dios, por más habilidades que tengamos no sirven de nada.

Hay personas que piensan que Dios no las puede usar porque no tienen grandes habilidades o talentos especiales.

Dios nunca nos preguntará por nuestras habilidades, sólo nos preguntará si estamos disponibles para trabajar para Él, para ser su embajador.

 

HOMILÍA 2

We are all saddened to learn this week of the death of one of our church’s most valuable members, Someone Else. Someone’s passing created a vacancy that will be difficult to fill. Else has been with us for many years, and for every one of those years, Someone did far more than a normal person’s share of the work. Whenever leadership was mentioned, this wonderful person was looked to for inspiration as well as results. Whenever there was a job to do, a class to teach, or a meeting to attend, one name was on everyone’s list: Someone Else. Let Someone Else do it was a common refrain heard throughout the church. It was common knowledge that Someone Else was among the largest givers in the church. Whenever there was a financial need, everyone just assumed Someone Else would make up the difference. Someone Else was a wonderful person, everybody expected too much of Someone Else. Now Someone Else is gone. We wonder what we are going to do. Someone Else left a wonderful example to follow, but who is going to follow it? Remember we can’t depend on Someone Else anymore.

Someone is the perfect member in many churches. People are trained to be leaders, they are not trained to be followers. In our community Jesus Christ is the leader and we are called to be his followers.

Jesus appointed seventy-two of his followers whom he sent ahead of him in pairs to every town he intended to visit.

Seventy-two is not an exact number, it symbolizes the whole church. You and I, in spite of our flaws, are these seventy-two.

We come to this rest area to be reminded once more that “the harvest is abundant but the laborers are few”.

True, I agree with Jesus that the harvest is abundant, but I do not agree with the statement that the laborers are few. 

There are over a billion catholics in the world, don’t you think it is a lot of laborers? We tend to hear it as a call for more priests. Do not exclude yourselves because you are too busy and work long hours. These words are addressed to all of us and call for some kind of response. It is never too late to respond the call.

Last Sunday one of our parishioners told me that during the week he used to share the gospel and the homily he had heard at the Sunday Eucharist with the people he works with. Isn’t it beautiful? No need to have a PhD in Practical Theology to do God’s work, the only thing needed is faith in God, faith in his Word and faith in yourself. There are great abilities that people acquire, cultivate and demonstrate. In the service of God there is just one ability that is the greatest ability of all. What is it? Availability. If we are not available to God, no matter what other kinds of ability we have, our ability is no good. Are you available?

Be not afraid, just be available and let God use you and love you.

Jesus sent them in pairs.

You have probably seen those two brothers knocking at your door offering you a new temple, a new bible and a new faith. 

I have to confess that I admire them, they are brave and they defy the sacred rule of do not disturb our privacy.

For us “in pairs” means that faith has to be lived in community, that faith is not a private matter, but belongs to the community. Sometimes I hear people say: You know I pray, I believe in God, I even dance for God…The “I” has to decrease and the “We” has to increase if we want to do God’s work.

Be not afraid, just be available and let God use you and love you. Amen